miércoles, 23 de octubre de 2013

HABITACIÓN 463





Concepción ha pasado por altos y bajos en este año con respecto a su historia. Diversos hechos, en su mayoría lamentables han marcado este 2013. Desde el incendio del Mercado y la polémica suscitada con el qué hacer con su estructura hasta la intervención del Cerro Amarillo para construir un proyecto inmobiliario han sido hechos que afectaron gravemente la posibilidad de preservar parte importante de nuestra historia urbana; por otro lado, la creación del Archivo Histórico de Concepción, recientemente inaugurado, pasa a acercar la historia con Concepción, un anhelo de años que por fin es concretado y es el mejor regalo que se le pudo dar a esta ciudad que el 5 de octubre pasado cumplió nada más y nada menos que 463 años.

Emblemas de la historia urbana de Concepción han desaparecido paulatinamente en los últimos años, otros han quedado ahí, abandonados o transformados tal vez ya no luciendo o destacando pero están. En ese contexto, es lamentable que un ícono de la arquitectura desaparezca y es lo que nuevamente está ocurriendo, en este caso con el edificio que albergó por casi 80 años al Ritz Hotel, en la esquina de la calles Aníbal Pinto y Barros Arana. Este edificio será transformado en una multitienda, en un proyecto similar a los que ya se han realizado en históricas construcciones como el Palacio Hirmas y la Casa Urrejola, en los que primó el vaciado del edificio, conservando la fachada y suprimiendo la espacialidad, (su esencia), reformando los interiores de forma burda, caricaturezca y completamente invasiva sin tener consideración con la historia penquista. Sí, desde Santiago reordenan y rediseñan edificios que llevan décadas acá en Concepción.

Es así que coincidiendo con el proceso de desmantelamiento y demolición de lo que alguna vez fue el Ritz Hotel, se expone como tema los hoteles históricos de Concepción, un aspecto clave de la historia urbana de nuestra ciudad. Muchos de los penquistas jóvenes que pasan por el lugar tal vez no tienen idea de qué fue lo que había en ese edificio y es importante recordar ese tipo de detalles de vez en cuando, bueno, esa es la tarea principal de este blog.  

El servicio de ofrecer hospedaje y servicios a viajeros y turistas está muy arraigado en nuestra ciudad. Las primeras posadas se establecen en puntos clave entre las ciudades, como la que se presenta en la ya clásica imagen de fines de siglo XIX en que vemos “La Posada” ubicada en el camino entre San Pedro y Lota. La necesidad del hospedaje para el afuerino está presente en la ciudad y adquiere notoriedad con la industrialización de fines del siglo XIX en la provincia, es así que algunos hoteles aparecen transformándose en puntos clave de algunas ciudades y puntos de reunión social, como fue el caso del Hotel del Comercio en Lota. 

La Posada en el camino entre San Pedro y Lota, fotografía publicada en 1982 por el diario El Sur, el cual cumplía 100 años en aquel entonces y publicaba cada domingo una fotografía histórica del Gran Concepción, en su mayoría donaciones de penquistas como está del señor Ramiro Bonilla. La imagen tiene inscrito el año 1888 y es pertinente recordar que el trayecto a Lota desde Concepción era toda una odisea considerando que no existían puentes ni carreteras.
El famoso Hotel del Comercio en Lota. El carbón de Lota traería consigo riqueza para algunos y la apertura de muchos comercios importantes en la ciudad. El Hotel del Comercio era un punto social importante y si bien en la fotografía parece algo austero, su interior estaba finamente decorado y amoblado. Postal de época de casa no determinada. 

En Concepción, tras la consolidación del ferrocarril el sector próximo a la estación, pasó a estar lleno de actividades y vida en las postrimerías del siglo XIX, se encontraba una intensa vida comercial, vendedores ambulantes, los tranvías pasaban cargados de pasajeros, proliferan los bares, almacenes y una estación llena de ires y venires de visitantes, trabajadores y empresarios. Desde ese entonces, los hoteles de Concepción tendrían un marcado carácter de comercio, hoteles que con el pasar de los tiempos serían cada vez más sofisticados inspirándose en modelos de Santiago o el extranjero y empresarios locales que deciden invertir en el negocio hotelero asociándose a arquitectos de renombre y prestigio nacional.

En ese contexto nos encontramos con algunos de los primeros hoteles importantes de Concepción, ubicados en el entorno inmediato de la Estación de Ferrocarriles como el Hotel Unión, ubicado en la esquina de las calles La Puntilla con Comercio, actuales Arturo Prat y Barros Arana. A su lado, por la otrora Comercio estuvo el Hotel Europa, ambas construcciones muy básicas y simples en cuanto a su diseño, pero al mismo tiempo imponentes. Lamentablemente no existe registro de los arquitectos a cargo de estas obras ni el año exacto en que se construyeron.


Vista desde uno de los balcones de la antigua Estación de Ferrocarriles, a la izquierda de la otrora calle Comercio, apreciamos el edificio del Regimiento de Infantería y a la derecha el Hotel Unión. Postal de la Casa Carlos Brandt de la primera década del siglo XX. 
Calle Comercio hacia la Estación de Ferrocarriles, a la izquierda vemos el austero letrero del Hotel Europa. A la derecha hacia la esquina vemos el Cuartel de Infantería posteriormente incendiado. Postal de la Casa Carlos Brandt de la primera década del siglo XX.  
La vista desde Comercio a la Estación de Ferrocarriles, se aprecian claramente ambas construcciones. Esta fotografía es muy antigua, aproximadamente de la década de 1880 o inicios de la de 1890, fue publicada por el diario El Sur en 1982, conmemorando sus 100 años y es un importante registro del pasado de Barros Arana y el "Barrio Estación"
Con el cambio de siglo y ya aproximándonos al Centenario nacional, las construcciones vistas previamente desaparecen dando paso a nuevas como el histórico Hotel de France, un edificio de líneas beaux arts fusionadas con un estilo bastante clásico y expresivo con ladrillos sin estucar, además de presentar una mansarda y una insinuación de torreón en la esquina. Al igual que los casos anteriores no tenemos registro ni claridad de quién pudo ser el arquitecto de este hotel así como del año exacto de construcción.

El Hotel de France con su potente imagen gala, adquirió bastante fama en las primeras décadas del siglo XX y al lado de este, por calle Comercio abrió el Hotel Cosmopolita, un hotel del cual existen vagos registros. Ambas construcciones sufren daños de consideración con el terremoto de 1939 por lo que desaparecen a los pocos años, así mismo se demuelen todas las construcciones de la esquina para dar paso a un vacío que sería posteriormente un terminal de buses frente a la Estación y a la Plaza España.



Vista del edificio del "Hotel Europa" que aparece como una pastelería y pensión, entre el y la Estación de FFCC apreciamos el edificio del Hotel de France ya concluido. Fotografía perteneciente a la colección de Guillermina Vives de Pita, publicada en diario El Sur en 1982 para conmemorar los 100 años del diario.


Otra vista de las esquinas de Comercio con La Puntilla. Postal de época de casa no determinada 

Hotel Cosmopolita ya construido. Una construcción bastante austera en relación con su vecino afrancesado. Fotografía publicada por el diario El Sur en 1982 con motivo de su centenario.


Publicidad del Hotel de France en la que se pueden ver las bondades y servicios que ofrecía. Publicidades como esta llenarían páginas de diarios de Concepción y de otras ciudades, así como guías turísticas y revistas de trascendencia nacional como lo fueron Zig Zag o la misma revista En Viaje, publicada por Ferrocarriles del Estado. Publicada en el libro "Concepción de Antaño" de Alejandro Mihovilovic y Armando Cartes del diario El Sur en octubre de 2011.
Hotel de France en su máximo esplendor.  Fotografía publicada por el diario El Sur en 1982 con motivo de su centenario.


Hacia fines del siglo XIX también nos encontramos con hoteles en el centro de la ciudad. No se limitaban sólo al sector ferroviario, contemporáneo a los hoteles vistos anteriormente, está el Gran Hotel Concepción, ubicado en Comercio entre calles Castellón y Colo Colo, un edificio del cual poco registro existe pero que pasaría por una radical transformación con el cambio de siglo para dar paso al Hotel Wachter, un destacado y afamado hotel que llamaba la atención por sus amplios salones y comedores, así como por un patio interior con ricas decoraciones y elegancia. El Wachter, pasó a destacar como postal de Concepción y ser un predilecto por los visitantes por su atención y ubicación. 


Gran Hotel Concepción hacia el año 1880 aproximadamente, podemos apreciar las altas soleras, la construcción simple y de baja altura que rodea el edificio y la carencia de líneas de tranvías. Podemos suponer que este hotel fue de los primeros grandes hoteles del sector céntrico del a ciudad. Su austera imagen era típica de la arquitectura del Concepción de aquél entonces. Fotografía de origen y autor desconocidos publicada en Conce_Antiguo.


Ya con tranvías en funcionamiento vemos esta imagen de lo que fue alguna vez el Gran Hotel con su nueva fachada, la cual también hizo cambiar la fisonomía de todo lo que la rodeo. Entrado el siglo XX, específicamente en las primeras dos décadas, muchos edificios de la ciudad se renuevan dejando de lado la austeridad y dando paso a un recargado neoclásico y las líneas beaux arts. Concepción se llenaba de elegantes fachadas importadas de Europa así como de amplios salones que adquirieron fama no sólo en la ciudad. El Hotel Wachter que se instala en el remozado edificio sería clave y marcó, (por poco tiempo), la pujante industria hotelera de la ciudad de Concepción. Postal coloreada de la casa Carlos Brandt.


Salón y patio interior del Hotel Wachter, en estas imágenes podemos apreciar los finos detalles con que eran decorados estos hoteles en Concepción, podemos asumir que al menos el Hotel de France tenía una decoración similar. Es destacable el trabajo en cielos, barandas y el diseño de los jardines. Imágenes extraídas de una fotografía promocional, expuesta en una postal de la casa Carlos Brandt de la década de 1910.


En el ya varias veces mencionado Portal Cruz estuvo el Hotel Harán, destacado establecimiento propiedad del señor Adrián Harán, un señor de origen vasco que también fue dueño de un local dedicado a la venta de telas y artículos para caballeros. El Hotel Harán pasó a manos de la familia Piola y terminó posteriormente como el Hotel Wachter – Piola tras una asociación. El mismo hotel terminaría siendo propiedad de la familia Novick y el terremoto de 1939 terminaría por derribar una importante ala del edificio en la que justamente estaba el hotel. Así como el terremoto hizo desaparecer el Hotel de France, o el Cosmopolita,  el Hotel Wachter de Barros Arana también caería en las décadas siguientes en su sitio daría se construiría una calle, uno de los tantos pasajes aparecidos tras 1939 en Concepción, hoy lo conocemos como Pasaje Cervantes.

Hotel Harán en el Portal Cruz frente a la Plaza España. Como muchas familias vascofrancesas del sur, los Harán abrieron locales enfocados a lo textil y vestuario pero su hotel alcanzó a tener cierto renombre. El "hotel" del Portal Cruz pasó por varios dueños y lamentablemente cae con el terremoto de 1939, en cualquier caso el edificio no se demuele completo, es un incendio en 1950 que termina por borrar todo vestigio de esa construcción. La fotografía fue expuesta en la publicación "Concepción en el Centenario Nacional", editada en 1910 y que exhibe las celebraciones en la ciudad así como los progresos locales, su industria y comercio.


Vista del hotel en los tiempos de su administración Wachter y Piola. Postal de la casa Grimm y Kerr.

Esos históricos hoteles dejaron su huella en la ciudad y los expongo como los primeros exponentes del negocio hotelero en Concepción, tal vez hubo otros antes, tal vez existieron posadas o pensiones regadas por la ciudad pero este texto quiere principalmente destacar el siglo XX, un importante siglo para la historia urbana de nuestra ciudad.

Algunos años antes del gran terremoto de 1939, otros hoteles habían aparecido y su presencia fue muy fuerte, siendo parte importante de la vida urbana del Concepción del siglo XX y permanecieron por décadas en funcionamiento pasando a ser más que hoteles, sino que parte de la identidad urbana penquista quedando grabados en nuestro imaginario colectivo. Estamos hablando de los hoteles Cecil, Central y Ritz.
Durante la década de 1930, la arquitectura en Concepción cambia y los hoteles también. Es en esta década que aparecen esos tres nuevos hoteles con diseños distintos entre sí y que pasaron a ser postales de la ciudad por décadas gracias a la fama que adquirieron y a los imponentes edificios en los que funcionaron, todos ellos claro en la calle Barros Arana.
Tras la demolición del incendiado cuartel de infantería en la esquina de las calles Prat y Barros Arana, (justo enfrente de la Estación y del Hotel de France), en el comienzo de la década de 1930, se plantea la posibilidad de proyectar una plaza para formar un paseo enfrente de la Estación. Es así que nace la Plaza España y hacia 1937 ya se encuentra completamente configurada con la construcción de un importante hotel en la nueva esquina de Prat con la Plaza España, estamos hablando del Cecil Hotel, que es proyectado por el arquitecto Ernesto Loosli que ya había realizado destacadas obras como el Edificio Baldi en la esquina de Barros Arana con Serrano y el Edificio Esquerré a metros de este último por Barros Arana. El Cecil se presentó como un edificio con influencia neocolonial, con una amplia mansarda y decoraciones que contrastaron con el resto de la arquitectura de aquel entonces que paulatinamente daba luces de la modernidad que se asentaría tras 1939. El Cecil se tornó un punto importante para artistas, políticos y famosos que se hospedaban a pasos de la Estación de Ferrocarriles y junto a la Plaza España eran la antesala de la bulliciosa calle Barros Arana que si bien ya no se llamaba Comercio, siguió manteniendo ese intenso carácter comercial con grandes almacenes, bancos y por supuesto, hoteles. Este hotel, al igual que los otros dos que mencionaremos más adelante, soportó el terremoto de 1939 formando parte de un selecto grupo de edificios destacados que no cayeron con el sismo. Con el pasar de los años, el Cecil perdió su carácter de hotel importante en la ciudad, la caída del ferrocarril acompañada de la transformación del sector que rodea la Plaza España hizo decaer el hotel y la misma plaza. El terremoto del 2010 dañó el edificio y tras algunas reparaciones es de esperar que abra prontamente, como sea, los años dorados del hotel ya no volverán y quedarán en un gran recuerdo de un punto importante de la sociedad penquista de antaño.


Logo en estampa para maletas del Hotel Cecil, ese mismo logo pasaría a ser un ícono grabado en la memoria de muchos penquistas que por décadas zurcan la Plaza España. Encontrado en el sitio web www.delcampe.net


1937. Una flamante Plaza España y un hotel ya en funcionamiento, la Plaza España tuvo por mucho tiempo un diseño neocolonial prominente con parrones y casetas que con el hotel formaban un conjunto pintoresco como acceso a la ciudad. Fotografía publicada en la revista Urbanismo y Arquitectura n° 7 de 1937.


Publicidad del Cecil Hotel en la Guía del Veraneante de 1942. El hecho de que haya soportado con creces el terremoto de 1939 fue explotado en toda publicidad. Agradecimientos a Alexander Bustos.
Plaza España en 1964. Salvo por el monumento a Pedro de Valdivia hoy encontrado en la Plaza Independencia, el sector no había sufrido mayores variaciones desde la década de 1930. El hotel aún mantenía su status. Fotografía del archivo del diario El Sur.


La banda González y los Asistentes denomina a su recopilación del año 2006 "Cecil Hotel". Ya no es un hotel, es un ícono de Concepción y a pesar de que ya no posee ni el funcionamiento ni la pompa de antaño sigue siendo recordado.

Siguiendo por “Barros” hacia el centro, específicamente entre Lincoyán y Rengo, en 1937 se concluye el edificio del Hotel Central, un edificio de audaces líneas modernas y un racionalismo total. Una construcción marcada por un pronunciado eje de simetría que formaba dos fachadas unidas por un bajorrelieve que alude a ese paso del art déco a lo moderno en la ciudad. Este edificio fue proyecto del arquitecto Jorge Rivera Parga, quien fue artífice de diversas construcciones precursoras de la modernidad de la arquitectura en Concepción. La instalación eléctrica, al igual que otros edificios de la ciudad, estuvo a cargo de la Casa F. Loosli y la calefacción a cargo de Santiago Webb y Cía. Ltda. En el primer piso de este edificio, se instalaron locales comerciales que cambiaron en las décadas de 1940 y 1950. Tras el terremoto de 1960 se demuele este edificio para dar paso a un edificio que es un ejemplo claro de la última modernidad en Concepción.



El edificio con sus líneas modernas en medio de un contexto totalmente neoclásico. Fue publicado en la revista Urbanismo y Arquitectura n° 7 en la que se exponen los progresos de Concepción hacia 1937 destacando la influencia paulatina de la arquitectura moderna.


Publicidad del hotel en la Guía del Veraneante de 1942, tal como ocurrió con el Cecil, se explota lo asísmico y el carácter "moderno". Agradecimientos a Alexander Bustos.


El hotel en 1946, ya con locales comerciales y con variados letreros luminosos que desde esa época impregnaban de color las calles penquistas ofreciendo un espectáculo nocturno llamativo. Fotografía publicada en "Municipalidades de Concepción" de 1946. Agradecimientos a Alexander Bustos.
La esquina de las calles Barros Arana y Aníbal Pinto es de esas esquinas históricas de Concepción, es parte de esos “sitios fundacionales” en torno a la Plaza Independencia y su fuerte impacto radicó en los usos que se le dio, desde lo comercial hasta el poder edilicio en la esquina del frente. Ese encuentro de calles hasta el día de hoy sigue siendo populoso, “la parada del tonto”, como se le llama por algunos penquistas, más información de eso se puede encontrar en:
http://concehistorico.blogspot.com/2012/09/anibaldiego.HTML

Esquina de Aníbal Pinto con Barros Arana a fines del siglo XIX. Así como Barros Arana se llamaba Comercio, la calle Aníbal Pinto se llamó Lautaro hasta la década de 1880.

En esa esquina por muchos años estuvo una casa de dos niveles con corredor hacia el exterior, una notoria herencia del Concepción post terremoto de la ruina de 1835 en la que estaba el conocido almacén de Exequiel de la Barra. Esa propiedad es demolida estimamos hacia 1929 – 1930 para construir un edificio comercial propiedad de los hermanos Martínez, proyecto de los destacados arquitectos Alberto Cruz Montt, autor de obras notables de nuestro país como lo son el Club de la Unión, el Palacio Iñiguez o el Banco Central, y Miguel Dávila, otro destacado arquitecto, hermano de Roberto Dávila quien proyectó obras como el restaurant Cap Ducal en Viña del Mar, Miguel por su parte estuvo asociado a Cruz Montt por una década casi y entre algunas de sus obras  está la coautoría del Hotel O'Higgins en Viña del Mar. 

El edificio aparece rompiendo las líneas neoclásicas y afrancesadas del Concepción de ese entonces, es un edificio con una volumetría clara y una composición de fachada en la que predominan los elementos geométricos, la insinuación evidente de la verticalidad y detalles dentados en frisos y cornisas, una estrategia derivada del art déco imperante y que sería replicada en la ciudad en edificios públicos y viviendas. Sus decoraciones no son recargadas y se limitan a detalles abstractos y enrejados también geométricos y estilizados que complementan los vanos de las ventanas así como el mismo acceso hacia Barros Arana. Fue uno de los primeros edificios que incluyeron ascensor en Concepción. El edificio se planteó con locales comerciales en el primer nivel y hacia arriba el hotel además de un subterráneo. En esos locales pasaron firmas de renombre como Oneto en la esquina del hotel, la Librería Universo hacia Barros Arana y más recientemente Calzados Greco o la ya clásica Baratela.

Hotel Ritz ya concluido y en funcionamiento. A los pocos años se construye un quinto piso incrementando el número de habitaciones. El hotel desde su inauguración marcó una notoria presencia en el sector céntrico de la ciudad, su volumen predominante contrastaba con el petit palais municipal ubicado justo enfrente, en cualquier caso, la relación entre ambos edificios fue bastante armónica y fue una imagen clásica del pasado de Concepción. Postal publicada en el libro "Álbum de Viaje" de Armando Cartes Montory con colaboración de Siegfried Obrist.

"El establecimiento más moderno y mejor montado del sur de Chile". Publicidad aparecida en noviembre de 1938 en el diario El Sur en la que vemos un dibujo exaltando la arquitectura y dominio de la esquina, encontramos un escudo y un dibujo de gente bailando en un elegante salón. Efectivamente se hicieron bailes y eventos en los salones del hotel, grandes fiestas que son nada más que un recuerdo. El subtítulo de la publicidad anuncia "construido y equipado para nuestra generación"


Publicidad del Ritz del 1° de enero de 1942 publicada en el diario La Patria. Sólo con decir Ritz en la ciudad ya se hablaba de "algo importante".
Ritz Hotel y Municipalidad en el punto máximo de la urbanidad penquista a mediados del siglo XX. A un lado lo imponente del Hotel Ritz, al otro, lo imponente de la Municipalidad que ya en esos años era una joya arquitectónica para los penquistas. Los letreros luminosos daban vida a las calles y esto se apreciaba más de noche. Postal de la Casa Rawa de 1950.  
Al caer la noche, Barros Arana se ilumina, aparecen las luces y el neón que engalanan los paseos nocturnos penquistas. El Ritz iluminado nos deja ver sus amplios salones, salones llenos de vida, fiestas y un prestigio que ascendía con cada año que pasaba. La bohemia penquista era intensa y los hoteles fueron parte clave de ese momento. Los bares de los hoteles eran destacados y frecuentados. Imaginemos caminar bajo letreros, imaginemos un Concepción como el de la foto. Postal de época de la casa Hans Frey, (1950).
 
El Hotel Ritz pasó por décadas de gloria y su edificio se llenó de personajes y turistas, pero nada es eterno dicen por ahí y pasó sus últimos años con algunas habitaciones transformadas en departamentos, en los que habitaron varios artistas locales. Incluso existió un taller en el que trabajaron.  Durante los noventas, se hicieron algunas modificaciones debidas al uso del segundo nivel por una isapre,  en su fachada se construyó una especie de corredor extruido vidriado que alteró la composición del edificio. El rol artístico que tuvo el edificio en su fase final podría haberse mantenido quizás, un centro para las artes locales, hubiese sido útil, necesario e importante ¿o no?

A pesar del abandono paulatino, su mole imponente se hacía notar y permanecía firme ante los cambios de Concepción. El último terremoto que golpeó a la ciudad el 2010 dañó gravemente el edificio y las fisuras eran evidentes. Un gigante malherido presto a desaparecer en cualquier momento fue la sensación que daba el edificio que en unos meses dejó de estar iluminado y dejó de ser utilizado. Tras la catástrofe el Ritz permaneció cerrado siendo ocupados solamente los locales del primer nivel.

Su arquitectura era en realidad no apreciada por el penquista que suele caminar mirando el horizonte o el suelo, sin prestar atención a las alturas. Sus detalles son igual de destacables, sus mosaicos del acceso, su marquesina, su tipografía, la corona, el mármol que forra prácticamente todo el hall y gran parte del interior. La misma escalera que recorre de arriba a abajo el edificio es una profusión de mármol y bronce que está presta a desaparecer ya que sabemos que la propuesta no la incluirá por lo que está condenada. Es de esperar en todo caso que sea lo que sea que se haga, tenga criterios de diseño acordes a la cáscara que se va a dejar y que no sea un "Palacio Castellón 2" con un cajón acristalado en el techo y terminaciones que son realmente una vergüenza.  
Detalle de las líneas verticales y la cornisa dentada del edificio. Destacan los cantos de los vanos de ventanas en bajorrelieve.


Vista desde el edifico Pedro de Valdivia, (Hempel/Roi, 1962), por Aníbal Pinto.



Ritz

Tras 1939, otros hoteles abren en la ciudad, compitiendo con el Ritz y los otros mencionados. Estos hoteles fueron igual de relevantes, aludiendo al nuevo Concepción y representando nuevamente esa vista al horizonte del futuro. Destacamos al Bío Bío instalado en un moderno edificio proyectado por Luz Sobrino en 1940, ubicado en Barros Arana entre Colo Colo y Aníbal Pinto, fue uno de los edificios símbolos de la reconstrucción de Concepción y que el año pasado fue demolido. Otros siguieron patrones más clásicos en sus diseños como el Hotel Concepción de 1948, obra de Ibáñez del Campo y ubicado en la esquina de las calles Serrano y Barros Arana. Similar es el caso del City Hotel, de 1950, un hotel famoso por sus fiestas, por su boite y elegantes habitaciones. El City desaparece y su edificio pasa por diversos usos, en los noventas albergó a DUOC y Falabella Niño en su primer piso, usos que motivaron una alteración radical en su distribución interna pero que serían nada comparado con el drástico cambio a merced de Ripley que altera su fachada cubriéndola con otra, más detalles en: http://concehistorico.blogspot.com/2012/04/re.html. Otro importante hotel es el El Araucano, una destacada obra de Julio Ramos Lira que es parte del patrimonio de la ciudad, un edificio construido tras el terremoto de 1960 en que Concepción vive su última fase moderna y se alza en altura con estas construcciones esbeltas y de elegantes diseños. No entraré en detalles sobre los hoteles desde 1940 en adelante, sólo destacar esos exponentes que fueron y son de igual relevancia para Concepción.



Edificio en el que funcionó el Hotel Bío Bío, destacada obra de Luz Sobrino, una de las primeras mujeres dedicadas a la arquitectura en Concepción. Lamentablemente el edificio sufrió transformaciones severas que implicaron demoler completamente la fachada.
Hotel Concepción de 1948, la obra de Ibáñez del Campo aún se mantiene sin modificaciones de consideración.

Edificio del City Hotel en la década de 1950. Hoy en día es irreconocible. No existe claridad de quién pudo ser el arquitecto detrás de esta obra.


Hotel Araucano a fines de la década de 1960. Una obra destacada de Julio Ramos Lira que está asociada a otra obra destacada de su autoría, el Edificio Diagonal. Postal de época editada por "Turiset".

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Los hoteles cambian, la ciudad cambia... tal vez muchos penquistas se quedaron con el recuerdo de los años de gloria del Ritz, pero su importancia radica en muchos aspectos. Desde el haber sido proyectado por connotados arquitectos a su resistencia a los terremotos. Es bueno recordar y dar valor a lo que tenemos en función a su importancia dentro del desarrollo de la ciudad. Concepción es una ciudad que ha perdido mucho y los vestigios de su historia son cada vez menos. 463 no es una cifra menor, es triste ver que si bien nos alegra un año más de la ciudad, se pierdan estos elementos o se vean invadidos por agentes externos que poco o nada tienen que ver con nosotros...
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Texto y fotografías de Luis Darmendrail Salvo, (excepciones marcadas)
Si desea contactarse para utilización de material o consultas:historiarqccp@gmail.com
Agradecimientos a Alexander Bustos Concha y Sebastián Aguilar Orozco

lunes, 29 de julio de 2013

ALEJANDRO RODRÍGUEZ URZÚA




El mes pasado, específicamente el 6 de junio, varios tuvimos el privilegio de asistir al lanzamiento del libro “Memorias de un Arquitecto Obstinado” del arquitecto Miguel Lawner, personaje clave en el desarrollo de la arquitectura del siglo XX en Chile, además de pertenecer a una generación de arquitectos íntimamente relacionados con temáticas sociales y asociados al período reformista de la enseñanza de la arquitectura en la década de 1940. El libro, editado por el arquitecto Pablo Fuentes, expone diversas etapas de la vida de Lawner, entre ellas su detención y confinamiento en la Isla Dawson tras el golpe de estado de 1973. Lawner, como muchos chilenos, sufrió la opresión de una dictadura militar que aplastó todo lo que se oponía a los ideales de ella. Lamentablemente esta opresión determinó detenciones, arrestos, tortura, muerte, desapariciones y exilio para muchos compatriotas.
En ese mismo escenario, durante el discurso que realizó en el lanzamiento del libro, Lawner hizo especial mención al arquitecto Alejandro Rodríguez Urzúa, destacado profesional que dejó su marca en nuestra ciudad con una serie de proyectos emblemáticos y obras que trascenderían décadas y que hasta el día de hoy se mantienen vigentes.

Las obras de Rodríguez son parte de un momento importante para el desarrollo de la arquitectura en Concepción, corresponden a una de las últimas fases de expresión de la arquitectura moderna en la ciudad y se insertan en un proceso de crecimiento habitacional de la mano de aparición de cooperativas e inmobiliarias que transforman la fisonomía de la urbe. Los proyectos de este arquitecto se destacan por su calidad, su funcionalidad y la sensibilidad expresada a través de finos trazos así como la utilización noble de los materiales.

Si bien nació en Santiago y realizó sus estudios en la Universidad de Chile, desde 1958 se radicó en Concepción cimentando un paulatino prestigio como arquitecto relacionándose con otros arquitectos destacados de la época como Osvaldo Cáceres, Gabriela González, Edmundo Buddenberg y Javier “Maco” Gutiérrez. 

Además de los notables proyectos que realizó en nuestra ciudad, se destacó como Director de Obras de Lota y Coronel, a su vez fue Asesor Urbanista de la Municipalidad de Coronel, más adelante fue delegado del Ministerio de Vivienda en las provincias de Ñuble, Concepción y Arauco, fue un miembro importante y activo del Colegio de Arquitectos en Concepción, (de hecho lo presidió entre 1966 y 1968 y fue reelegido entre 1968 y 1970). En 1971 dejó Concepción y se trasladó a Santiago por solicitud del presidente Salvador Allende para asumir la vicepresidencia de CORHABIT, una entidad del Ministerio de Vivienda, cargo que mantuvo hasta el 11 de septiembre de 1973. 

Tras 1973, trabajó en proyectos particulares en Santiago pero su afiliación política pesaba. Desde el 23 de junio de 1976, la oficina de Rodríguez estaba siendo vigilada y el día 27 sale de ella para nunca más volver…

Alejandro Rodríguez Urzúa. Fotografía publicada en: http://lautevive.blogspot.com/2007/04/donde-est-el-arquitecto-alejandro.html

Alejandro Rodríguez Urzúa pasó a ser uno de los tantos ciudadanos perseguidos y hechos desaparecer por una dictadura militar que por 17 años abusó de los derechos humanos desmedidamente. El gremio de la arquitectura no estuvo exento de estos dramáticos sucesos. Junto a Alejandro Rodríguez se encuentran desaparecidos los arquitectos; Leopoldo Benítez Herrera, Francisco Aedo Carrasco e Ida Vera Almarza; los egresados de arquitectura Luis Guendelman Wisniak, Carlos Gajardo Wolff y Yactong Juantok Guzmán además del estudiante Mario Peña Solari. Otros arquitectos como Osvaldo Cáceres, Betty Fishmann y el mismo Miguel Lawner junto a su esposa, la también arquitecto Ana María Barrenechea, sufrieron ya sea detenciones, tortura o el exilio...

El emotivo discurso de Lawner y el lanzamiento de su libro, coincidió con la exposición “Itinerancia” del Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos así como además coincidió con el aniversario de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Bío Bío, de la cual, justamente Alejandro Rodríguez fue docente y fundador en 1969. Por último, en mayo, se cumplieron 50 años de la Tercera Convención Nacional de Arquitectura, importante suceso llevado a cabo en Concepción en el cual Rodríguez fue un activo participante además de estar en el equipo de “Estudios de Temas”. Estas coincidencias motivaron la redacción de este artículo, cuya finalidad es recordar la figura de Alejandro Rodríguez Urzúa y parte de su obra realizada en Concepción.



Antes de su llegada a Concepción, se destacó con diversos proyectos como la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Chile y en 1953 obtuvo el Primer Premio del Pabellón de Exposición de la Feria de América en Mendoza, Argentina. Rodríguez se estableció en 1958 en Conecpción tras trabajar en el proyecto del edificio FIUC, junto a los arquitectos Osvaldo Cáceres, Edmundo Buddenberg y Gabriela González.

Construcción del edificio FIUC, hacia 1960. El terremoto del 21 de mayo de ese año encontró a un edificio en obra gruesa y si bien en general respondió bien al movimiento sísmico, se reforzaron algunas losas que quedaron algo debilitadas. Fotografía del Archivo Fotográfico de la Universidad de Concepción.


El edificio FIUC fue un concurso lanzado a mediados de la década de 1950 en el que se propuso la construcción de un edificio de renta para financiar el Fondo de Indemnización de los Trabajadores de la Universidad de Concepción. El proyecto fue emplazado en la esquina de las calles Caupolicán y Barros Arana frente a la Plaza Independencia en lo que antiguamente eran una serie de locales comerciales, de los cuales muchos se mantendrían tras la demolición de los antiguos recintos. El concurso fue ganado por el equipo formado por Osvaldo Cáceres asociado a los arquitectos Alejandro Rodríguez, Edmundo Buddemberg y Gabriela González. El programa del edificio contempló una serie de oficinas y departamentos particulares así como una serie de locales comerciales distribuidos en once niveles, los locales comerciales se ubicaron en  una placa base de dos niveles en la que se distribuyeron los locales en una galería comercial, (Galería Universitaria), y dos volúmenes que formaban una “L” de planta que serían las torres de oficinas y habitacionales. Se destacaron las terminaciones en mosaicos y los tonos ocres de placas metálicas en su fachada así como el trabajo de Cáceres en el diseño de las baldosas del segundo nivel y el estanque de agua, proyectado con planos plegados, aspecto que se repetirá en diversas obras del arquitecto y el mural realizado por Eugenio Brito que alude a la leyenda local de Las Tres Pascualas.

Edificio FIUC hacia mediados de la década de 1960. Fotografía publicada por educarchile.cl

Rodríguez adquirió nexos con la industria Gacel, dedicada a la fabricación y venta de calzado. En 1959 se construyó el edificio para la fábrica, ubicado en la esquina de las calles Aníbal Pinto y Ejército. Un edificio que a pesar de ser de corte industrial, (apelando a la funcionalidad y la simpleza), recogió numerosos elementos llamativos en la fachada como la inclusión de la madera y una paleta de colores que se encuentran más adelante en el trabajo residencial que realizó Rodríguez con algunas casas de interés que veremos más adelante. Tras el cierre de la fábrica el edificio Gacel actualmente se encuentra semiabandonado, siendo una parte ocupada como bodega de una cadena de supermercados, siendo parte de nuestro patrimonio arquitectónico industrial que con el pasar de los años está cada vez más abandonado. La fusión entre arquitectura moderna e industria tuvo pocos pero interesantes exponentes en la ciudad de Concepción. Gacel es claramente uno de ellos.

Vista actual de las antiguas instalaciones de Gacel.
El imponente edificio se encuentra actualmente abandonado,
tras los problemas legales que afectaron a la empresa y
que terminaron con el cierre de la planta. Es  un edificio con 
un alto potencial para ser reutilizado y está emplazado 
en un sector que merece especial atención 
dentro de Concepción.

Si bien la construcción en altura apareció a mediados de la década de 1950 con edificios como los ICONSA, el edificio EMPART y el ya mencionado edificio FIUC, los que transforman el "skyline" de Concepción, fue tras el terremoto de 1960 y la puesta en práctica del nuevo plan regulador de la ciudad que la urbe penquista se vio invadida por una serie de nuevos edificios, producto además de una explosión inmobiliaria gracias al aumento de créditos y la aparición de múltiples cooperativas habitacionales, así como la optimización del suelo del centro penquista para la vivienda y el comercio.
En 1961 se concluyó el edificio de calle Ongolmo n° 542, proyectado en conjunto con Javier "Maco" Gutiérrez, la dupla planteó un edificio de departamentos con una inusual fachada de planos dispuestos con una concavidad interior y exterior que formó un atractivo ritmo y composición, los planos fueron conformados con una perfilería metálica, vidrio y placas de metal coloreadas en tonos celestes. Además se planteó una parrilla exterior en acero que es más bien un adorno que decora la fachada. Hace algunos años se modificó la fachada dejando la mitad plana y a la vez suprimiendo las placas metálicas, la otra mitad aún se mantiene en su estado original.


Ongolmo n° 542 en la década de 1990, se aprecia la fachada y la parrilla exterior. Fotografía perteneciente al Archivo de Arquitectura de la Universidad del Bío Bío.

Detalle de la fachada que se mantiene en su estado original, los planos de colores han desaparecido con el pasar del tiempo pero aún se entiende la fachada así como el juego de la disposición de los planos.

Detalle de la fachada del edificio y la estructura exterior.

Arquitectos como Ricardo Hempel, Santiago Roi, Julio Ramos Lira y los ya mencionados en el equipo del FIUC pasaron a ser protagonistas de una nueva imagen, moderna y fresca del Concepción de la década de 1960. Alejandro Rodríguez siguió esa línea realizando proyectos habitacionales de importancia tanto para particulares como pra instituciones.

La dupla Rodríguez/Gutiérrez realizó otros proyectos residenciales en Concepción como por ejemplo el edificio de la Inmobiliaria Maipú, ubicado en la esquina de las calles Maipú con Aníbal Pinto, el cual se concluyó en 1963. Siguiendo la fórmula de placa comercial y torre habitacional, el edificio incluyó una galería, la Galería Maipú, en la placa base, la que en algún momento albergó en su placa comercial locales importantes para la ciudad como; “El Pobre Diablo”, “Rote Rose”, “El Mundial”, “Depósito de medias y calcetines” (del cual aún se mantiene el letrero de acrílico) y más recientemente “El Corte Inglés”. Otros proyectos realizados por ellos fueron el edificio del Colegio Médico, en plena Diagonal Pedro Aguirre Cerda y algunas viviendas como la de calle Victoria 204 en pleno Barrio Universitario hacia 1963. Gutiérrez por su parte trabajó en proyectos como el edificio de la Farmacia Maluje.


El edificio poco después de su inauguración. 
Una foto en la que vemos el contraste entre la 
modernidad que recayó en Concepción tras 1939, 
con esquinas curvas y una horizontalidad 
predominante a diferencia de la estilizadas 
líneas de los edificios de los '60 en los que la 
exploración funcional, (inclusión del departamento 
dúplex por ejemplo), plástica, geométrica y 
compositiva así como el abundante uso del color, 
marcaron la pauta en el diseño arquitectónico
 en esa década. Archivo diario El Sur.


Estado del edificio hacia abril del presente año 
cuando se realizaron trabajos de pintura en la 
fachada. Estos trabajos se hicieron en 
otros edificios contemporáneos 
al Maipú como los edificios ICONSA.


Vivienda de Victoria 204, proyectada en conjunto con Gutiérrez en 1963, una interesante vivienda en la que se exhibe un notable trabajo plástico y distribución teniendo como base una planta hexagonal. Es parte del proceso de renovación del mismo barrio próximo a la Universidad de Concepción, en el que aparecen viviendas de interés en las décadas de 1960 y 1970.

La dupla Rodríguez/Gutiérrez se asoció a Osvaldo Cáceres formando un equipo que ganó el concurso de un proyecto bastante particular para la Universidad de Concepción en 1961, la Casa del Arte. 

Tras el incendio de la antigua Escuela Dental, ubicada en la esquina de calles Paicaví con Chacabuco surge la idea del rector de la época, David Stitchkin de hacer un centro cultural que albergue las artes plásticas y escénicas en un solo lugar aprovechando parte del antiguo edificio, (obra de Arnoldo Michaelsen, de 1931). Se demolió el cuerpo principal del edificio que ya había tenido daños por el terremoto de 1960 manteniendo la parte posterior. Tras diversas propuestas y varias transformaciones en la concepción del proyecto producto del cambio de rectores, (la eliminación de un teatro que se originalmente se incluía y la definición del edificio como una escuela y centro de bellas artes), se encauzó el trabajo al resultado que conocemos hoy como la Casa del Arte José Clemente Orozco.

El edificio posee un partido general simple, enfatizando salas de exposición y un gran espacio común concebido originalmente como un patio, el cual fue decorado con un mural de grandes proporciones a cargo del destacado pintor mexicano Jorge González Camarena y asesorado por artistas chilenos como Albino Echeverría y Eugenio Brito. El mural contó con el auspicio de la embajada de México y fue rematado con un verso de Pablo Neruda. Las otroras clínicas dentales ubicadas en la parte posterior de la Escuela Dental pasaron a ser talleres para las artes y el edificio pasó a ser un punto destacado no sólo de la Universidad de Concepción, sino que de la ciudad.


Vista del edificio a fines de la década de 1960, el gran volumen que da forma a la esquina. El uso de texturas y materiales pétreos otorga una fachada grisácea que contrasta con el colorido mural de González Camarena. Fotografía propiedad del Archivo Fotográfico de la Universidad de Concepción.

La Casa del Arte a principios de la década de 1970. Postal de época de la serie Turiset, fotografiada por R. Gelcic. Colección del autor.

Interior del edificio mirando hacia la Plaza Perú. Una de las características más destacadas del edificio es su amplitud y apertura al exterior, el acceso mismo actúa como una vitrina en la que podemos apreciar el mural y adentrarnos paulatinamente en la presencia de América.
Amplios salones y un acceso que dialoga visualmente con el exterior contrastan con el pesado volumen que se ve en el exterior. Además en este proyecto aparece la columna como un elemento expresivo que en este caso parece sostener el gran bloque de piedra del segundo nivel y que en proyectos posteriores de Rodríguez adquiriría una serie de matices.


En mayo de 1963 se realizó en Concepción la Tercera Convención Nacional de Arquitectura. Diversas temáticas en torno a la arquitectura, el crecimiento de la ciudad y el quehacer profesional se discutieron por días y el centro de operaciones de esta actividad fue nada más y nada menos que el antiguo edificio de la Municipalidad de Concepción, obra de Gustavo García Postigo, de principios de la década de 1920 y que tras el terremoto de 1960 fue desalojada y cinco años después de la convención fue demolida. Alejandro Rodríguez fue parte de esas sesiones y compartió junto a otros arquitectos como el ya mencionado Osvaldo Cáceres, Luz Sobrino y Roberto Goycoolea.
 

Aparición en la prensa de Rodríguez y de Goycoolea. La convención fue todo un suceso para Concepción y contra la opinión pública que temía por el desplome del antiguo edificio municipal el cual se mantuvo en pie y tuvo un triste descenlace un año después. Fotografía que es parte de la cobertura periodística del evento, publicada en El Sur, el día 20 de mayo de 1963, pp. 5

Hacia 1965 se concluyó otra obra destacada de Alejandro Rodríguez, el Edificio Copahue, ubicado en la esquina de las calles Aníbal Pinto con San Martín. Esta es una obra concebida como una agrupación de viviendas en cuatro niveles, (dos unidades por nivel), dejando el primero para oficinas. Se presentan dos tipologías habitacionales por nivel, una unidad de 111 m2 y otras de 71 m2, ambas incluyendo dormitorio de servicio y balcón el cual pasó a ser un elemento compositivo que destaca en las fachadas que dan hacia ambas calles. El Edificio Copahue pasó a formar parte de un conjunto de edificios modernos en calle Aníbal Pinto comenzado con el ya expuesto Edificio Maipú, el edificio de Aníbal Pinto 531, (proyecto de Gabriela González , 1958), el Edificio Pedro de Valdivia, (proyecto de Ricardo Hempel y Santiago Roi, 1963), el Banco del Trabajo, (obra de Mauricio Despouy) y la ampliación del Colegio Inmaculada Concepción, destacada obra de la dupla Duhart/Goycoolea.



Fotografía del Edificio Copahue hacia 1966 aproximadamente, 
publicada por la revista AUCA nº 13, un número dedicado a 
Concepción en el cual se exponen diversas obras 
emblemáticas de ese período y textos relevantes

La horizontalidad presente en la obra de Rodríguez, el juego de los balcones como elementos compositivos y plásticos, volvería a aparecer en otros proyectos residenciales en la misma década de 1960.

Resolver una esquina céntrica con un pequeño edificio que forma parte de un conjunto, además de los mencionados próximo a el existen unos expresivos bloques del arquitecto Jorge Labarca. Aníbal Pinto desde Maipú hacia el Parque Ecuador forma un eje con destacados edificios modernos construidos entre 1940 y 1970 que pasan desapercibidos ante el ojo del peatón.

Hacia la calle Cochrane, en la esquina con Castellón, nos encontramos con otro exponente, concluido en 1967, el Edificio Antilhue, un edificio que si bien es similar en distribución a los expuestos previamente, incluye un nivel en zócalo y su techumbre es bastante particular, una techumbre que está asociada al diseño que Alejandro Rodríguez realiza en las viviendas que proyectó. Parte importante del diseño de Rodríguez estuvo inspirado en la arquitectura japonesa, una arquitectura asociada a la construcción en madera y con amplios techos, “arquitectura de pagodas” como se le mencionó en algún momento en los medios.

En este ejemplo apreciamos una mayor exploración con los elementos de diseño, como por ejemplo los balcones, en los que un plano inclinado forma la baranda y aparece la imponente techumbre que nos brinda una fusión entre las dos líneas de Rodríguez, la de sus viviendas y la de los bloques de departamentos.

Si comparamos esta obra con el edificio que vemos al fondo, uno de los tantos ejemplos de burda arquitectura de inmobiliarias que enchapan todo lo que ven con falso ladrillo, podemos notar la diferencia del diseño arquitectónico, en un caso existe una geometría y una composición que apela a intenciones e ideas, así como una postura detrás del proyecto. En el otro, a pesar de ser de dimensiones mayores, no existe esa exploración, son diseños hechos en serie que denigran la arquitectura y el profesional

Esta obra está en la esquina contrapuesta a dos bloques proyectados por Roberto Goycoolea  y Emilio Duhart, dupla previamente mencionada, estamos hablando de los edificios Arauco y Lanalhue.

Los edificios de media altura destinados a vivienda proliferaron en la década de 1960 y aparecen también conjuntos de bloques, algunos de grandes dimensiones insertos en una idea y filosofía de ciudad como la Remodelación Concepción, (Remodelación Paicaví) de 1966, proyectada por el grupo TAU y otros conjuntos más pequeños como el que está en la esquina de las calles Ongolmo y Chacabuco, destinado a los funcionarios de la Universidad de Concepción.  Se compone por 5 bloques de 5 niveles cada uno con leves diferencias entre cada unidad o departamento. Rodríguez también proyecta un conjunto similar para trabajadores universitarios en Barros Arana entre Tucapel y Orompello, al lado de lo que fue alguna vez el Cine Lux y enfrente del Edificio Tucapel. El último conjunto realizado para la asociación de trabajadores fue el Ñielol, ubicado en Tucapel a pasos del Parque Ecuador, compuesto por dos bloques y una composición de fachada reticulada y regulada, en que madera, vidrio y cerámicas se combinaron en un agradable equilibrio. 

Bloques de Ongolmo esquina Chacabuco, con un diseño 
que nos recuerda el Edificio Copahue, en estos bloques 
aparece un interesante juego geométrico de los 
balcones y de las mismas circulaciones.
Vista de los balcones desde calle Chacabuco, notamos el ritmo que se genera, un atractivo juego geométrico. 


Uno de los bloques hacia Ongolmo, en el centro, las circulaciones verticales, con amplias aberturas, presumimos originalmente no vidriadas. Una de las características de estos edificios eran las escalera expuestas, la relación exterior - interior llevada al máximo. Edificios como los Lanalhue/Arauco o La Patria de Sergio Larraín García-Moreno contaban con esta característica.

La influencia de la arquitectura japonesa fue notoria en la década de 1960. Paulatinamente se adoptaron líneas que emulan el diseño nipón y la liviandad de las obras coincide con ciertas características de la arquitectura moderna de aquel entonces. Alejandro Rodríguez proyectó una serie de casas que adoptaron esta morfología. Características como  la utilización de la madera fusionada con la piedra, un uso expresivo de la estructura así como la inclusión de techumbres predominantes con amplias caídas pasaron a ser sellos de las viviendas de Alejandro Rodríguez. Ya vimos la combinación de algunos elementos así en el edificio de Cochrane esquina Castellón. El fino y prolijo diseño de Alejandro Rodríguez que notamos en las viviendas está íntimamente relacionado con una excelsa calidad funcional y una utilización de los materiales en la que se optimizan y se aprovecha la nobleza de los mismos.  La atractiva paleta de texturas y colores que encontramos en las viviendas de Rodríguez, su cantidad justa de albañilería, piedra y madera con aplicaciones de ladrillo y cerámicas nos da cuenta de una serie de piezas únicas e importantes del diseño residencial en pleno centro de Concepción.  

Como una versión en menor escala de la idea placa + torre, algunas viviendas proyectadas por Rodríguez poseen amplias terrazas que forman una placa base, sobre ella se articula el segundo nivel que se destaca con la ya mencionada techumbre prominente.

Viviendas pareadas en calle Lincoyán 317 - 333, ambas casas presentan un partido general simple con una morfología atractiva, marcada por la notoria estructura que sale a la luz, el uso de elementos pétreos y la madera así como la techumbre que sobresale desde diversos puntos de la calle. También los tubos de las chimeneas, algo recurrente en las viviendas proyectadas por Rodríguez.


Detalle del acceso/garaje de la vivienda, también se aprecia el tubo de la chimenea atravesando la techumbre y las sutiles barandas de la placa que forman la terraza.


Vista general de las viviendas, al fondo, otra bastante particular que será mencionada más adelante.

Algunas características encontradas en las viviendas de Lincoyán las podemos encontrar en otras casas, como por ejemplo la ya famosa Casa Woywood, ubicada en la esquina de calle Víctor Lamas con el pasaje Enrique Molina, una casa que en la opinión del que escribe, es una de las casas más bellas de Concepción, es el referente del trazo Rodríguez y su particular forma de concebir las viviendas, posee un muy buen emplazamiento y asoleamiento. Una casa de grandes dimensiones pero no ostentosa, es sencilla, elegante y exhibe todas las características expuestas previamente.



Detalle de la techumbre,  podemos apreciar los tapacanes sencillos y nuevamente el tubo de la chimenea. Veamos también la disposición de los listones de madera, la exploración geométrica, no fue simplemente llenar con madera de forma horizontal. Todo forma parte de una acabado proceso de diseño. La versatilidad de Rodríguez de poder trabajar los mismos elementos ya sea en albañilería o en madera es notable. Fotografía publicada en revista AUCA n° 13, página 48. 
 
Vista general de la vivienda. Fotografía publicada en revista AUCA n° 13, página 48.

Vista actual. se han realizado modificaciones con el pasar del tiempo, pero no han comprometido la integridad del diseño original de la vivienda.  


Vista de uno de los balcones, se emula esta idea de la placa nuevamente.
 
No tenemos certeza de cuántas obras de este tipo realizó Alejandro Rodríguez en Concepción, si bien existen investigaciones que dan cuenta del portafolio edificado del arquitecto, siguen apareciendo viviendas con proyectos de su autoría, por lo que de momento, no es fácil determinar la cantidad. A continuación una selección de viviendas proyectadas por él; siguiendo la línea de las expuestas anteriormente, veamos el conjunto ubicado en la esquina de calles Argentina con Rengo, un conjunto compuesto por 12 unidades habitacionales dispuestas en 6 viviendas pareadas. Un tanto más sencillas que las anteriores pero no por ello menores en cuanto al diseño y la pulcritud de las líneas.  
Vista de una de las unidades pareadas hacia Rengo.

Detalle de la techumbre. La fotografía habla por si sola.

Vista desde calle Rengo hacia el interior del conjunto.

Otras cuatro viviendas se escapan un poco de la idea de la “pagoda” y están asociadas a una búsqueda en el diseño en que se rescatan aspectos como la estructura y el diseño de la techumbre que pasa a ser un elemento de diseño preponderante, también están asociadas a una última fase del arquitecto en Concepción, cabe mencionar que Rodríguez deja Concepción para trabajar en Santiago y realiza algunos encargos desde la capital. En 1968 se construyó la vivienda Rodríguez, una casa que es un ícono de la arquitectura de la ciudad en la que el arquitecto vivió con su familia y que estaba adosada a las casas pareadas de Lincoyán 317 – 333, revisadas anteriormente.  

Vista de la casa, ubicada en Lincoyán 345, sobre la "placa" se articula la terraza y el segundo nivel, además se proyectó una techumbre con un tragaluz

Detalle del tragaluz.


El conjunto conformado por las viviendas pareadas y la misma casa Rodríguez. La continuidad de la placa de terrazas es notoria así como la integración de los dos diseños.



Otra vivienda proyectada por Rodríguez en 1964, ubicada en la esquina de calles Orompello y O'Higgins. En este caso se proyecto una vivienda en que prima la ortogonalidad pero nuevamente aparece la estructura preponderante y el uso de maderas y piedra. Lamentablemente la casa ha sido modificada para instalar oficinas por lo que muchos de los revestimientos originales han sido removidos al igual que la puerta y los ventanales originales.
 


Viviendas pareadas en Orompello 430 - 432, de 1970. Se encuentran al lado de la mencionada anteriormente y en ellas vemos una expresión diferente de la techumbre la cual cubre completamente la vivienda. Las escaleras son igual de expuestas y se recurre al voladizo para enfatizar un segundo nivel. Los tubos de las chimeneas y el ladrillo a la vista en algunos puntos nos dan cuenta del toque Rodríguez. Hoy en día están algo modificadas por los destinos que corrieron.

 
Para finalizar, destacaremos dos proyectos comerciales que realizó, en primer lugar el edificio que hoy alberga al Hotel Cruz del Sur y varios locales comerciales, un edificio de 1970 que causó impacto por su rupturista diseño. Nuevamente apareció la idea de la placa con una serie de locales comerciales y además estacionamientos dispuestos en niveles, una idea que paulatinamente llegaba a Concepción y que era cada vez más necesario por el crecimiento del parque automotor. Llama la atención la morfología del edificio, el volumen que se encuentra sobre la placa nos recuerda el ex edificio EMPART proyectado por Schapira/Eskenazi/De la Barra/Messina, con muros curvos, alegoría naval potenciada con un revestimiento de cerámicas de potentes blancos y azules. 

En segundo lugar, el Pasaje Musalem, una galería comercial concebida con una planta de cruz que posee accesos en las cuatro calles perimetrales de la mazana en la que se ubica, (Freire, Caupolicán, Maipú y Aníbal Pinto). El Pasaje Musalem se distancia de la idea clásica de galería, con juegos espaciales en su interior que rompían la tradicional tensión de un espacio "de traspaso", generando instancias de permanencia. Asimismo, el Pasaje Musalem se puede apreciar como una placa sin torre, siguiendo claramente la noción de las placas proyectadas por Rodríguez desde inicios de la década de 1960. 


Vista de la fachada hacia calle Castellón. 
La estructura nuevamente sale a la luz y notamos el 
dominio de la placa que forma la actual terraza del hotel. 
Se destaca el revestimiento de cerámicas en las fachadas así 
como los muros curvados. Esta obra es una de las más 
peculiares del centro penquista y ha estado sujeta 
a numerosas transformaciones y agregados. 

Vista general del edificio. Notamos la placa base de dos niveles, en las que se ubican locales comerciales y el acceso del actual hotel. Hacia Castellón el acceso vehicular que lleva a estacionamientos en niveles superiores, recurso utilizado posteriormente en edificios de estacionamientos como los de San Martín 640 o el edificio y galería Caracol.


Pasaje Musalem. Vista de la parte del edificio que da hacia
calle Maipú y comparte con la Galería Zaror.
El Pasaje Musalem, en algún  momento de la historia de
Concepción fue uno de las galerías más importantes
de la ciudad con destacados locales comerciales como
Punto Blanco, Boutique Gente o la Confitería Santiago.
Algunos de estos comercios se mantienen pero en sí,
se ha manifestado un decaimiento de la gran galería.
Con respecto al edificio, encontramos similitudes
con el del Hotel Cruz del Sur o la misma Casa del Arte,
aparecen los elementos estructurales predominantes que
sostienen la marquesina que corona una gran placa comercial,
una placa sin torre en este caso.


Esta revisión no pretendió ser exhaustiva, evidentemente quedaron muchas obras de este arquitecto en el tintero y hay muchas que tal vez no fueron registradas o documentadas. Como más de alguna vez se ha mencionado en esta página, la conservación de la arquitectura moderna es difícil y su desaparición es un problema latente, la equívoca percepción del patrimonio arquitectónico y al mismo tiempo el olvido de los arquitectos, lleva a que estas obras siempre pasen por modificaciones o simplemente terminen siendo demolidas. 

Hemos visto una pequeña parte del extenso trabajo de un arquitecto que dejó un legado notable en Concepción de arquitectura que ha sabido envejecer. Si bien algunas de las obras de Alejandro Rodríguez se encuentran modificadas o algunas han sido demolidas, su diseño y trazo se han mantenido vigentes y con mejor calidad que algunas construcciones aparecidas en el último tiempo.



Alejandro Rodríguez Urzúa es parte de la historia de Concepción y "es" no "fue", porque su obra y legado están presentes en nuestra ciudad. A pesar de que no tenemos certeza de qué pasó exactamente con él, su legado manifestado en obras vanguardistas; en una  destacada labor docente o su participación en la CORMU y proyectos sociales, ha superado ese período oscuro, violento e intolerante que vivió nuestro país y lo hace estar presente dentro de la ciudad.

Como ya alguna vez se ha mencionado en este blog, conozcamos nuestra ciudad, conozcamos su arquitectura y no olvidemos... nunca, olvidemos!







Material consultado:

- OCHO ARQUITECTOS EN LA MEMORIA. Comité de Derechos Humanos y Ciudadanos. 2005
- MONOGRAFÍA DE LA OBRA DEL ARQUITECTO ALEJANDRO RODRÍGUEZ EN CONCEPCIÓN. Lorenzo Fluxá Harms. 1997

Agradecimientos a Osvaldo Cáceres, Verónica Esparza y Pablo Fuentes.

TEXTO Y FOTOGRAFÍAS DE LUIS DARMENDRAIL SALVO (excepciones marcadas)
CONSULTAS SOBRE UTILIZACIÓN DE MATERIAL A: historiarqccp@gmail.com

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