El presente artículo
originalmente iba a ser publicado durante a principios del año 2015 pero
diversos motivos obligaron la paralización del trabajo en blogger y
posteriormente radicales cambios llevaron a la creación del nuevo sitio web de
Historia Arquitectónica de Concepción, proyecto concretado gracias al apoyo de
un Fondart Nacional de Difusión de la Arquitectura y realizado en conjunto con
los arquitectos José Lagos, Ignacio Sáez y Patricio Zeiss de la Editorial Audiovisual
Dostercios; Patricio Ortega de Estudio Invasivo y la profesora de historia Karina Ruiz. La espera
en realidad valió la pena, el siguiente artículo ha sido ampliado sucesivas
veces a partir de los escritos originales, incluyendo obras poco consideradas y además extiende una línea ya
explorada con la revisión de la obra arquitectónica de arquitectos que dejaron
una huella importante en Concepción como lo expuesto con profesionales como Alejandro
Rodríguez y Maco Gutiérrez.
A continuación, revisaremos parte del trabajo realizado por el arquitecto Jorge Labarca Van Rysselberghe en Concepción y alrededores, contemporáneo de los arquitectos ya expuestos previamente en el blog y que fue parte de un momento clave en el desarrollo urbano y arquitectónico de la ciudad, una época en que las voluntades, creatividad y conflictos fueron recursos para la expresión de un moderno lenguaje que quedó como un legado inolvidable en el imaginario colectivo de nuestra ciudad.
A continuación, revisaremos parte del trabajo realizado por el arquitecto Jorge Labarca Van Rysselberghe en Concepción y alrededores, contemporáneo de los arquitectos ya expuestos previamente en el blog y que fue parte de un momento clave en el desarrollo urbano y arquitectónico de la ciudad, una época en que las voluntades, creatividad y conflictos fueron recursos para la expresión de un moderno lenguaje que quedó como un legado inolvidable en el imaginario colectivo de nuestra ciudad.
La arquitectura es mucho más que
edificar y construir, es un estado en que se expresan además sentimientos y
emociones, una sinfonía en que a través de colores, texturas y espacios se
configuran obras que en el mejor de los casos perduran en el tiempo. En el caso
particular de Concepción, podemos hablar de una generación de arquitectos que
en la segunda mitad del siglo XX desembocaron sus inquietudes y pasiones en la
arquitectura, coincidiendo con radicales cambios en el desarrollo urbano de la
ciudad, con un moderno y complejo Plan Regulador, de la mano de Emilio Duhart y
Roberto Goycoolea hacia 1960. Jóvenes profesionales arribaron a Concepción en
la década de 1950 como los ya mencionados Alejandro Rodríguez y Maco Gutierrez,
además de otros como Osvaldo Cáceres, Gabriela González y también Jorge
Labarca.
Nacido en Santiago en 1931, Jorge Labarca estudió arquitectura en la Universidad de Chile titulándose en 1956 con distinción unánime, posteriormente se trasladó a Concepción, donde por más de dos décadas desarrolló una amplia gama de proyectos trabajando tanto en solitario como asociado con los colegas Boris Áptecar y Jorge Harris quienes además fueron parte importante del contexto vivido en la arquitectura local entre las décadas de 1950 y 1970. Áptecar trabajó en sus inicios con el arquitecto Gerardo Valverde y desarrolló también obras en solitario, posteriormente trabajó con Labarca y juntos hicieron varios proyectos significativos. Harris a su vez es reconocido por su extensa labor docente en la Universidad del Bío Bío, realizando varios cursos y talleres por más de cuatro décadas.
La producción arquitectónica de Labarca en Concepción corresponde a un gran y variado listado, con obras aún no identificadas, las que dan cuenta de una expresión singular y reconocible. Su trazo y nivel de definición de detalles, son cualidades que evidencian un hombre inquieto y apasionado por la creación. Conversar con él es entender la sensibilidad que estuvo detrás de sus proyectos y su enorme aprecio por las artes lo que desde hace ya más de tres décadas ha plasmado a través de la pintura y en algunos casos también la escultura.
La producción arquitectónica de Labarca en Concepción corresponde a un gran y variado listado, con obras aún no identificadas, las que dan cuenta de una expresión singular y reconocible. Su trazo y nivel de definición de detalles, son cualidades que evidencian un hombre inquieto y apasionado por la creación. Conversar con él es entender la sensibilidad que estuvo detrás de sus proyectos y su enorme aprecio por las artes lo que desde hace ya más de tres décadas ha plasmado a través de la pintura y en algunos casos también la escultura.
La arquitectura desarrollada en la ciudad tras el terremoto
de 1939 caracterizada por volúmenes sencillos, esquinas curvas y carente de
color fue una base y a la vez preparación para un proceso de renovación
arquitectónica experimentado en la segunda mitad de la década de 1950 y llevado
a cabo por una joven generación de arquitectos que arribó a Concepción con
ideas frescas y una sensibilidad particular. Esto coincidió también con la
masificación de materiales como el acero, el vidrio y las cerámicas decorativas
para el revestimiento de edificios. Paulatinamente, las céntricas calles
penquistas vieron como aumentaban las alturas con estilizadas torres de departamentos,
con una clara lectura y engalanadas con cerámicas y mosaicos de intensos
colores. Tras el terremoto de 1960 y la puesta en marcha del Plan Regulador
propuesto por Emilio Duhart y Roberto Goycoolea, los preceptos modernos se
encauzaron en el desarrollo integral de ciudad y el resto es historia. En ese
contexto es donde aparecieron las primeras obras de Labarca que fueron viviendas unifamiliares en sectores como Lo Pequén y
próximos a la Plaza Perú a finales de la década de 1950.
Fachada de la Casa Frodden. Actualmente es ocupada por la Corporación de Ayuda al Niño y Adolescente Diabético. Archivo LDS |
Es así entonces que Jorge Labarca se encontró con esta ciudad que de a poco creció en altura y adoptó una nueva modernidad. Sus primeros trabajos, austeros pero significativos, dieron cuenta de aquello como la Casa Frödden de 1958 o viviendas posteriores como la Jofré, la Soto o la Gondonneau, en las que apreciamos la clásica silueta de una casa con techo a dos aguas pero con una composición en que aparecen vacíos, balcones, amplios paneles vidriados, ventanas horizontales, unas más pequeñas, otras más grandes, incrustaciones de piedra o de madera en un balanceado equilibrio y amplios jardines que las rodean. Paulatinamente Labarca comenzó a esbozar trazos de una arquitectura particular, de un lenguaje propio y a tono con la obra de colegas contemporáneos que también dejaron su huella singular en Concepción como Osvaldo Cáceres, Roberto Goycoolea, Alejandro Rodríguez, Emilio Duhart, Maco Gutiérrez entre otros, formando entonces conjuntos armónicos modernos.
Casa Jofré, ubicada en calle Janequeo. Archivo de Arquitectura UBB (archivoarquitectura.ubiobio.cl) |
Casa Gondonneau en la actualidad. Archivo LDS |
La obra residencial de Labarca
también estuvo marcada tanto por la búsqueda de nuevas expresiones volumétricas
y plásticas como lo realizado con viviendas con prominentes cubiertas,
pendientes prominentes o la utilización de planos plegados, en pleno contexto
de la masificación de la casa unifamiliar tipo “bungalow”, muy propia de los
Estados Unidos y que en nuestro país se popularizó. Arquitectos como Fernando
Moscoso y posteriormente Ricardo Hempel desarrollaron este tipo de
construcciones en algunos casos en loteos o cooperativas en sectores como
Lonco. Labarca exploró otras formas de proyectar viviendas en ese contexto y es
así que aparecieron casas con marcados ángulos y pliegues como las realizadas
en Penco para ejecutivos de Fanaloza, la casa Segovia y la Von Plesing, todas
de alto nivel de experimentación en que el vidrio, el vacío y los espacios
comunes eran protagonistas. Otro exponente es la casa de la sra. Irma Soto, ubicada
en Colón camino a Talcahuano, la cual posee interesantes detalles en piedra y
una amplia espacialidad en el primer nivel.
Estado actual de la Casa Segovia, ocupada por la
sede de la
Renovación Nacional. Pésimas intervenciones,
colores inapropiados en realidad
una descriteriada
ocupación de la vivienda, un problema que afecta
a diversas
obras modernas de Concepción.
Archivo LDS
|
Casas Vasco y León, ubicadas en Barros Arana entre
Ongolmo y
Paicaví. Planos plegados vuelven a aparecer
y la intención de lucir la
estructura de las casas a través de
siluetas de vigas o entramados de
cubiertas.
El jardín vuelve a ser un tema de importancia además del balcón
de
la vivienda de la derecha que sobresale. Juegos geométricos
de llenos y vacíos
como la ventana alargada y angosta de la
casa de la izquierda son parte de la
composición de estas
casas, que tal como la Segovia, están intervenidas y si
bien no en un nivel dramático como la anterior,
se han perdido texturas y
colores originales, cualidades
fundamentales en la obra de Labarca.
Archivo de
Arquitectura UBB (archivoarquitectura.ubiobio.cl)
|
Estado actual de las casas Vasco y León, como se aprecia en
la imagen, las texturas pétreas y otras tonalidades además de las siluetas de vigas y otros detalles fueron retirados así como la perfilería original de las ventanas. Archivo LDS |
La Casa Von Plesing destaca por su posición, rodeada de viviendas construidas en la década de 1940 que mantenían una continuidad de fachada. La casa de Labarca, con un amplio antejardín y aislada rompió esa cualidad pero mantuvo una escala acorde con lo preexistente, hoy en día, se demolieron 2 de esas propiedades y fueron reemplazadas por una alta torre de la Inmobiliaria DMB la cual evidentemente alteró considerablemente la escala y las proporciones, (como muchas de las torres que esta empresa y otras similar ha hecho en Concepción que son en sí un daño brutal a la ciudad). Esta casa en particular es llamativa por la percepción que se tiene de ella desde diversos ángulos. De frente su segundo nivel se ve hermético, con una sola ventana, un pequeño vano horizontal. A medida que nos desplazamos en dirección hacia calle Freire, aparece una secuencia de diagonales que seccionan un gran panel vidriado en la zona de los dormitorios y nos damos cuenta de la liviandad de la vivienda en que la transparencia juega un papel fundamental, un detalle que Labarca exploró a la par con el Edificio Vasquez, actualmente intervenido, en cuya fachada original el vidrio jugó un papel fundamental. De similar lenguaje, la casa ubicada en calle Angol 295 al interior, próxima a otra casa obra de Roberto Goycoolea Infante. Las casas de Labarca son en realidad un tópico poco explorado dentro de su extensa producción arquitectónica, es evidente que los edificios residenciales de vivienda colectiva construidos entre los ‘60 y ‘70 son hitos reconocibles de la arquitectura de Concepción pero en las casas encontramos una moderna visión del habitar con encargos más específicos apelando a los deseos de cada propietario con sus anhelos y necesidades.
A medida que recorremos visualmente la
casa aparece el juego
de diagonales
y los amplios ventanales del segundo
nivel. La transparencia y también
la liviandad
salen a la luz. Archivo LDS
|
La casa de calle Angol al interior. En ella nos damos cuenta
de la
similitud con la residencia Von Plesing pero con antepechos incorporados en el segundo nivel. Archivo LDS |
Otras casas construidas en este período
dan cuenta de la exploración en aspectos cromáticos y texturas. En algunos
casos la incorporación de la madera fue un tema recurrente, similar a lo
desarrollado en la Casa Frodden. Ejemplo claro de ello es la casa de calle Sanhueza 1632 en el barrio Pedro de Valdivia junto con otros ejemplos en ese sector además del centro de la ciudad. En otros casos exploró la utilización del hormigón en bruto matizado con paletas de colores
surgidas de la utilización de cerámicas, principalmente de las marcas Irmir y Fanaloza además de mosaicos de muriglas combinados con el ya mencionado fuljet. Llamativo es el caso de la casa de la sra. Carmen Cuevas, ubicada en
calle Freire 1168, construida en 1962, en la cual se aplicó fuljet (textura
pétrea y granito) además de coloridos muriglas combinados con cerámicos Irmir.
Durante la década de 1960, Labarca trabajó con cooperativas, lo que dio como resultado la construcción de amplios conjuntos habitacionales en Concepción, Talcahuano y Lirquén. Ejemplo claro de aquello son las casas de la Cooperativa Villa Collao en la calle Bernardino Corral donde aparecieron dos tipologías características, casas de un piso con aplicaciones de fuljet y madera además de grandes ventanales y una tipología con desniveles, aprovechando un pie de cerro, similar a lo desarrollado en la casa para la Cía. Molinera Nacional en calle Sanders.
Vistas parciales de las casas ubicadas en Bernardino Corral entre las calles General Novoa y Collao. Archivo LDS |
Durante la década de 1960, Labarca trabajó con cooperativas, lo que dio como resultado la construcción de amplios conjuntos habitacionales en Concepción, Talcahuano y Lirquén. Ejemplo claro de aquello son las casas de la Cooperativa Villa Collao en la calle Bernardino Corral donde aparecieron dos tipologías características, casas de un piso con aplicaciones de fuljet y madera además de grandes ventanales y una tipología con desniveles, aprovechando un pie de cerro, similar a lo desarrollado en la casa para la Cía. Molinera Nacional en calle Sanders.
Nota de prensa que destaca la casa de la Cía. Molinera en calle Sanders, también en Pedro de Valdivia. Esta casa destacó por el manejo de las pendientes del terreno, incorporando una serie de desniveles y un aprovechamiento de la superficie de la casa con un funcionamiento similar al realizado en las casas de Bernardino Corral en el sector de Collao. |
La casa previamente mencionada en la actualidad. Fuente: www.jorgelabarca.cl |
Colorido muriglas y muestra de las placas de fuljet en distintos tonos utilizadas en esta casa. Archivo LDS |
Vivienda en Avenida Alemana hacia el interior en Pedro de Valdivia. En este ejemplo, Labarca apeló a una clara simetría y la contraposición de texturas pétreas y revestimientos de madera. |
En Talcahuano se construyeron también una serie de casas en la calle Aníbal Pinto esquina la subida Antonio Varas.
Conjunto de viviendas en la subida Antonio Varas, Talcahuano. |
En 1967 se inició la construcción de un proyecto de vivienda colectiva emblemático en el pie del cerro Caracol en el límite del Parque Ecuador con el barrio Pedro de Valdivia. La obra estuvo a cargo de Labarca con la colaboración de Boris Aptecar y consistió en un conjunto de 23 viviendas para la Cooperativa Bío Bío dispuestas en dos grupos de 10 unidades y uno de 3 alternando diversas tipologías. La Cooperativa Bío Bío fue uno de los proyectos expuestos en 1968 en el ya icónico número 13 de la revista AUCA dedicado a Concepción y sus avances arquitectónicos y urbanos con trabajos de Osvaldo Cáceres, Emilio Duhart, Alejandro Rodríguez, Pedro Tagle y Roberto Goycoolea, entre otros.
Durante la década de 1960,
algunas calles de Concepción cambiaron completamente su morfología con las
nuevas edificaciones en altura que se alzaron en céntricas calles como San
Martín, Cochrane y Barros Arana. La totalidad de estas construcciones formó un
variado “catálogo” edificado de la obra de arquitectos ya mencionados como
Emilio Duhart, Roberto Goycoolea, Osvaldo Cáceres o Alejandro Rodríguez,
sumándose al trabajo de predecesores como Luz Sobrino o Fernando Moscoso que
también estuvieron insertos en este proceso. San Martín es un caso particular,
en esta calle existe una amplia gama de obras modernas construidas en altura desde
finales de la década de 1950 a principios de los ’70. Si bien estos edificios
son de diversos autores, se entiende una intención común y una expresión
referida un ideario integral de ciudad.
Otras obras singulares de Labarca
en San Martín son los edificios Vásquez, Lobos y Saturno. El Vásquez, ubicado
en San Martín entre Aníbal Pinto y Colo Colo, fue de las primeras obras en
altura realizadas por Labarca, sencillo y entre medianeros, representó la
reformulación de este tipo de sitios, originalmente ocupados por extensas casas
antiguas. La fachada original del edificio Vásquez se trabajó con una regular
modulación y amplios paneles acristalados los que con el tiempo se
transformaron a lo que vemos hoy con un antepecho más “tradicional” y sin tanta
transparencia. El Lobos está ubicado en la esquina con Castellón y consiste en
5 departamentos agrupados en un solo bloque esquina en que aparecen diversas
cualidades propias de Labarca destacando la expuesta caja escala, con sus
descansos abalconados a San Martín y revestida tanto en fuljet como a la vez
exhibida con paneles vidriados y complementados con cristales de un llamativo
tono burdeo. Ciertos paños de su fachada fueron cubiertos con mosaicos de
muriglas con la combinación blanco, negro y anaranjado, disposición típica de
la época y hacia el interior aparece un pequeño patio que acompaña al amplio departamento
del primer nivel. Hacia el interior también, la fachada exhibe amplios
ventanales acompañando balcones los que se han visto algo ensombrecidos con la
construcción del edificio de Integramédica por calle Castellón. En esa fachada
también se ocupó otro tipo de cerámica, en este caso, una con relieve acorde
con los cristales burdeos usados en la caja escala y otros paneles de los
ventanales de los departamentos.
Placa del arquitecto en el edificio Vásquez. Archivo LDS |
Diversos aspectos de las fachadas del edificio, por un lado, los azulados paños principales en contraposición con la cara posterior del edificio con balcones y texturas distintas. Archivo LDS |
Muriglas y cerámicas utilizadas en el Edificio Lobos. Archivo LDS |
Si nos desplazamos en dirección a
Tucapel, especificamente entre Tucapel y Orompello, nos encontramos con el Edificio
Saturno, de cinco niveles y que se destaca por su amplia cubierta con curvas y
muros revestidos en grises aplicaciones de fuljet. Los oscuros tonos son rotos
con amplios ventanales en los departamentos además de puntuales aplicaciones de
colores. El acceso revestido en cerámicas azules y una maceta cubierta de un
intenso rojo que cuelga desde el cuarto piso son parte de esos elementos que
rompen la monotonía y que aportan un valor extra a la propuesta. Relieves
horizontales que recorren perimetralmente el edificio aparecen definiendo cada
nivel, como anillos y además se proyectaron jardines para complementar la
propuesta.
Vista del Edificio Saturno. Archivo LDS |
Detalle de los relieves horizontales, el alero perimetral y el macetero revestido en muriglas rojizo. Archivo LDS |
Detalle del macetero. Archivo LDS |
Una cualidad importante de estas obras es el orden que brindaron a San Martín, todas obras entre cuatro y cinco niveles que evidencian la intención de la armonía y la cohesión urbana, más allá de demostrar superioridad un edificio del otro. Varios profesionales y expresiones diversos en ese contexto moderno que redefinió las céntricas calles. Similar situación ocurrió en Avenida O’Higgins, la cual originalmente tendría una altura definida y eso se aprecia con obras construidas entre las décadas de 1940 y 1970 pero que se rompió con la aparición de otras posteriores como el Edificio Amanecer o el Edificio Del Pacífico en los ’90, una obra de pésima factura que a juicio del que escribe, expone la debacle arquitectónica experimentada en esa década entre juegos posmodernos, “lustrines” y mucho espejo. La obra de Labarca se integró a la de sus vecinos con sutiles consideraciones respecto a escalas, alturas y retranqueos además de proyectar obras aisladas o semiaisladas como el Saturno.
Conjunto Freire en la esquina de la misma calle con Orompello. Se compone de dos bloques y una extensa área común intermedia con jardines y senderos. Archivo LDS |
La producción arquitectónica en materia de vivienda colectiva desarrollada por Labarca fue complementada con una serie de conjuntos de bloques, ubicados también en calle San Martín y otras calles un tanto alejadas. Estos conjuntos nos hablaron de un proceso en que las manzanas de Concepción cambiaron su densidad. Tras el terremoto de 1960, muchas casas antiguas fueron demolidas, casas con extensos fondos y patios interiores, las que en algunos casos, se fusionaron con terrenos colindantes para formar extensas superficies en que se consideró hacer no sólo un bloque habitacional, sino dos o tres, incorporando plazas interiores, espacios de permanencia y recorridos perimetrales además de contados estacionamientos, (hace 50 años el automóvil no era prioridad y en realidad, entre más protagonismo se le ha dado, más ha decrecido la calidad de las obras). Al referirnos a la obra de Labarca realizada en esta línea, debemos mencionar los conjuntos Mirador Central, Jardín Central, Freire y Galvarino, en los que apreciamos amplios bloques de departamentos rodeados de vegetación, terrazas y vías peatonales que llevan tanto a los bloques como a otras zonas de estacionamiento y accesos, otro caso similar es el edificio Parque Ecuador ubicado en Tucapel entre Chacabuco y Víctor Lamas, que si bien no es un conjunto, su distribución y gran cantidad de espacios de permanencia así como detalles ornamentales junto con las circulaciones lo hacen un ejemplo notable del trabajo de Labarca.
Estos conjuntos residenciales reinterpretaron la antigua vivienda con patio interior, estableciendo nuevas formas de comprender las manzanas de Concepción. Retranqueos y la incorporación de elementos de diseño en fachada son también parte del lenguaje utilizado por Labarca en sus obras, por ejemplo proyección de elementos estructurales como vigas, macetas o colgadores de ropa así como balcones, también son parte de la composición y el lenguaje como lo ocurrido en el conjunto Jardín Central, en que las vigas salen de los cuerpos aproximándose a la calle, generando una virtual tipología placa/torre.
Ubicado en la calle Tucapel entre Chacabuco y Víctor Lamas,
el edificio Parque Ecuador se presentó como un solo bloque con planta en “U”
incorporando un amplio patio central. En este caso nos encontramos con
expresivos balcones y logias que se desprenden la fachada que a su vez tiene
los mismos juegos asimétricos usados en otras obras. La cubierta con una
trabajada estructura de madera se levanta como en los otros ejemplos y lateralmente
aparecen planos desprendidos de la fachada además de colgadores de ropa de
fierro que se insertan en las fachadas laterales. Por calle Tucapel nos
encontramos con las logias que fueron planteadas con una geometría que asemejan
“rostros” bastante estilizados y en conjunto con todos los elementos que lo
componen, lo hacen ser uno de los inmuebles más dinámicos y “juguetones” de
Concepción.
Similar situación ocurre con el conjunto Mirador Central que
se encuentra en Aníbal Pinto entre San Martín y Cochrane. Se compone de un
bloque principal que enfrenta la calle y dos menores en el interior. En su
interior hay diversas tipologías de departamentos con variadas superficies
junto con espacios de permanencia y áreas verdes además de estacionamientos. El
bloque principal que enfrenta a Aníbal Pinto está revestido en fuljet y el
antejardín se proyectó originalmente con macetas aterrazadas con huevillo al
igual que el conjunto Freire. Este volumen cuenta con unas columnas de orgánico
diseño que aparecen en el zaguán del acceso del conjunto. A ambos lados de la
vía que atraviesa este zaguán para acceder al interior, se plantearon accesos
elevados como plataformas rodeadas de jardines. Nuevamente la intención de
incluir lo verde en la arquitectura.
Hacia la calle aparece una serie de elementos como agregados
que sobresalen de la fachada: balcones, ventanas y closets. Llama la atención
el bloque revestido en cerámicas azules que es un closet y los juegos
asimétricos de balcones en muriglas verde claro además de las macetas colgantes
en muriglas amarillo junto con el orden de ventanas que tampoco es simétrico,
estableciendo una variedad de vanos de distinta forma y tamaño.
Vistas de las circulaciones abalconadas que miran al patio
interior
del edificio. Destaca la alta presencia vegetal y los revestimientos
de cerámicos azulados. Archivo LDS
|
En el caso de los edificios Freire y Galvarino, los balcones son de especial importancia, siendo incorporados también en el primer nivel, lo que funcionalmente se agradece al tener un espacio para poder secar la ropa o simplemente disfruta y en general, son piezas que forman parte íntegra de la composición total de las obras, tal como otros pequeños detalles como marquesinas, quiebrasoles dispuestos en logias o closets que en algunos casos se escapan del edificio y se ven como pequeños volúmenes añadidos a la obra. Cada uno de ellos tiene sus propios detalles como en el caso del acceso principal del Freire una expresiva marquesina con estilizadas bajadas de agua. Las cubiertas de estos edificios siguieron el patrón que ya vimos con las casas de la Cooperativa Bío Bío, prominentes cerchas dispuestas sobre los volúmenes habitacionales generando techumbres que al parecer se desprenden de la propuesta, pero que las integran, formando un lenguaje unitario, que se entiende desde el exterior. El caso del conjunto de Galvarino fue más extremo con cerchas enormes que realmente exhibían el esqueleto de la cubierta además de los shafts de ventilación de los departamentos. Junto con ello y replicado en otros bloques, los aspectos estructurales salen a la luz. El esqueleto no tiene por qué ser oculto, la dignidad de la estructura es también apreciable y potencia una propuesta arquitectónica completamente junto con los colores, texturas y composición. En sí, acá podemos hablar de una notoria sinfonía arquitectónica, donde todo tiene un motivo. Actualmente muchas de estas obras están modificadas y los detalles originales han sido removidos o repintados, lamentablemente eso ha incidido considerablemente en un deterioro de las obras de Labarca. Al remover parte de las notas, la sinfonía se despedaza…
Fachada de uno de los bloques del conjunto Freire por calle
Orompello,
se aprecia la composición de los balcones que incluyeron
planos
originalmente revestidos en muriglas rojo. Archivo LDS
|
Labarca junto a su oficina
también desarrolló algunos proyectos para la CORMU cuando esta dirigida en la zona por Osvaldo Cáceres. Labarca desarrolló parte del seccional
Hermanos Peredo en la actual comuna de Hualpén, una serie de bloques de
departamentos que ayudaron a definir de manera más concreta el sector entonces
periférico sector de Talcahuano. Junto con la construcción de los ya emblemáticos bloques
1020 y 1010, se proyectaron nuevas obras donde trabajaron arquitectos como Gabriela
González y Pedro Tagle además del equipo formado por Jorge Labarca, Boris
Aptecar y Jorge Harris. Estas obras hoy son parte del patrimonio urbano de esa
joven comuna y son reconocidas como parte importante de su historia y desarrollo social.
Registro de época en que se ve finalizado uno de los
bloques.
Archivo Osvaldo Cáceres González |
Vista aérea del seccional en la actualidad, se aprecian las
diversas tipologías desarrolladas, desde los bloques 1020 de
Perelman y Sepúlveda a los desarrolladas por
Labarca y su equipo. Archivo LDS
Labarca
también incursionó en edificios comerciales como el Chacur, ubicado en la
esquina de las calles Freire con Rengo, una propuesta con locales comerciales
en tres niveles que originalmente incluyó jardineras y una pileta en el
subterráneo. Una circulación central inserta en un vacío de planta hexagonal
contribuyó a una interesante propuesta con un expresivo interior en
contraposición con el exterior. Lamentablemente hoy el edificio está
completamente intervenido con letreros luminosos, las jardineras selladas y
gran parte del trabajo cromático hecho con cerámicos y muriglas ha sido
reemplazado con otros materiales. La pileta del subterráneo se mantiene junto
con otros detalles en piedra.
Otro edificio de interés es el Edificio Sendos, en plena esquina de Tucapel con Maipú, el cual sintetiza algunos elementos de su obra como las vigas prolongadas y cubiertas prominentes. Este inmueble además se complementa con el Edificio Tucapel, ubicado a su costado, en el que nuevamente aparecieron elementos sobresalientes, una gran cubierta y vacíos interiores. Ambos edificios evidenciaron la renovación presentada a principios de la década de 1970 en esa zona de Concepción, próxima a calle Los Carrera, en la que la arquitectura de antaño aún permanecía presente.
Vista del Edificio Sendos en la esquina de Tucapel con Maipú. Archivo LDS |
El Tucapel fue una obra inserta dentro del proceso de las sociedades mixtas y se planteó con recursos propios del diseño de Labarca y que ya revisamos en otras obras, especialmente los conjuntos de vivienda colectiva. Acá aparecen elementos que orbitan el inmueble además de una cubierta prominente, con escaleras anexas exteriores y una composición asimétrica.
Publicación del edificio Tucapel en la revista AUCA n° 29,
1975.
El número estuvo dedicado a proyectos realizados bajo
el Sistema Nacional
de Ahorro y Préstamo (SINAP).
|
Relación del edificio Tucapel con el edificio Sendos,
unidos
por las vigas que sobresalen,
formando un conjunto armónico. Archivo LDS
|
Otras obras residenciales
realizadas por Labarca son el edificio ubicado en O’Higgins esquina Orompello,
discreto ejemplo de vivienda colectiva que sigue mucho de los patrones ocupados
por el arquitecto de manera austera, destacando balcones y la escalera expuesta
que si bien es revestida por un muro cortina, no es una obra que sea resaltada
dentro del extenso catálogo de Labarca. Otra obra de ese periodo ese el
Edificio Leefhelm, ubicado en la esquina de Tucapel con Chacabuco, una
llamativa pieza dentro de la carrera de Labarca concebida como un bloque
aislado con tres departamentos por piso excluyendo el primero que tiene dos, y
que presentó variados detalles como planos en diagonal en el acceso, la inclusión
de muriglas blanco combinado con aplicaciones de madera y un muro revestido en
piedra por Chacabuco opuesto a la transparencia del resto de las fachadas, las
que gozaron de excelente asoleamiento. En materia funcional, este edificio incluyó
un sistema de tendederos de ropa en la azotea con una estructura también proyectada
por el arquitecto. Se asoció muy bien al edificio de la esquina de enfrente por
Chacabuco, el actualmente edificio pintado de rosa de la Cámara de Comercio
Minorista de Concepción, obra del arquitecto Eckart Lengerich, mismo autor de
la Población Los Cóndores en Talcahuano.
Edificio ubicado en la esquina de Orompello con O'Higgins, un edificio austero en que se destacan las esquinas liberadas de las ventanas y la escalera expuesta en el acceso. Archivo LDS |
El año 1976 Labarca ganó el
concurso para la realización del mausoleo de la Sociedad Española de
Beneficencia en el Cementerio General de Concepción. El proyecto realizado es
de líneas sencillas, se levanta por sobre el nivel de suelo y originalmente se
revistió de cerámicas texturadas, actualmente pintadas. En el centro, el
mausoleo se coronó con una pirámide truncada invertida. El mausoleo es un hito
importante dentro del cementerio y un punto de referencia dentro de una zona de
expansión del cementerio más allá del área histórica y fundacional.
Vista general del mausoleo de la Sociedad Española de Beneficencia. Fuente: www.jorgelabarca.cl |
Diferentes vistas del mausoleo en las que se aprecian
algunos
detalles y texturas además del acceso y la parte posterior.
Archivo LDS
|
A principios de la década de
1980, Labarca decidió alejarse de la arquitectura y relacionarse con una de sus
pasiones más profundas que sentía desde la infancia, la pintura. La pintura
desarrollada por Labarca esconde diversas emociones y pasiones detrás. Se interpreta
como una extensión de su carrera arquitectónica, mismas emociones con una expresión
diferente, adentrándose en los secretos y mística de las paletas cromáticas y la
abstracción. Al respecto Labarca señala: “(…).
En tanto como pintor en algún momento tuve razones para suprimir la figura y
entrar en la abstracción. Hoy dentro de ella, retrato al que me habita, con su espíritu
largamente enriquecido en el encuentro con la obra de otros artistas.”
(Catálogo de la exposición “Jorge Labarca – Retratándose” Pinacoteca UdeC,
2003). En su pintura, vemos además conflictos y contraposiciones. Enfrentamientos entre colores y la intensidad con que el pincel se desplaza en el lienzo, estableciendo además gradualidades de tonos, creando texturas a veces granuladas que delimitan perímetros o formas que van desde lo más cálido a lo más frío.
Su trabajo plástico ha sido
reconocido en varias oportunidades con exposiciones en diversas salas
destacando por ejemplo en 1983 en el Instituto Chileno Norteamericano, 1985 en
la Sala Universitaria, 1991 en la Sala del Colegio Médico, 1995 en la Sala de
la Intendencia, 2003 en la Pinacoteca de la Universidad de Concepción y más
recientemente el año 2016, con la muestra retrospectiva “Jorge Labarca:
Arquitecto/Pintor” en la sala David Stitchkin Brannover (ex Universitaria),
impulsada por los arquitectos Roberto Burdiles A. y Gonzalo Cerda B. con el
apoyo de la Delegación Concepción del Colegio de Arquitectos junto con la
Universidad del Bío – Bío y la Universidad de Concepción, esta última instancia
fue una oportunidad de apreciar tanto la pintura realizada por Labarca como
además el reencontrarse con un fragmento reconocible por todos de su extensa producción
arquitectónica. Es preciso mencionar también su participación en la Bienal de
Escultura Urbana llevada a cabo en el Área Metropolitana de Concepción en 1995
donde participó junto a otros artistas como José Vicente Gajardo y Sandra
Santander.
Labarca se refiere a su carrera y al montaje realizado “Jorge Labarca: Arquitecto/Pintor” en la sala David Stitchkin Brannover (ex Universitaria), 2016. Archivo LDS |
Sobre la pintura de Labarca, la ya
mencionada escultora y curadora de la Pinacoteca de la Universidad de
Concepción, Sandra Santander, señala: “Descubro
en la obra de Labarca tres proximidades con
las que construye su “habitación” o espacio pictórico introspectivo:
desde la tierra, muy cerca del fuego y hacia el agua. Estas proximidades se
constituyen en cromatismos que se confunden y a ratos desvanecen, en
disciplinadas composiciones o en pinceladas de color suspendidas en el tiempo. En
estas proximidades no hay contradicción alguna ni en la creación ni en la
persona, Labarca inventa una muy singular caligrafía para adentrarnos en su
propio juego de emociones, en sus fantasmas atrapados en algún recuerdo, o
simplemente, en el sosiego de una tarde, eterna como todas las tardes, mirando
el mar.” (Catálogo de la exposición “Jorge Labarca – Retratándose”
Pinacoteca UdeC, 2003).
Especial mención tienen su
residencia en Villa Cocholgüe, una sencilla vivienda en la que la madera es
protagonista con un balcón que se proyecta hacia el mar y que en menor escala
expone muchos rasgos de lo visto anteriormente en este artículo. La vivienda
que proyectó para él y su familia camino a Chiguayante en un emplazamiento
idílico, enfocando vistas al río Bío Bío y en medio de una profusión verde,
rodeada de árboles en el pie de cerro, aprovechando la pendiente y
estableciendo terrazas.
Al revisar la obra de Labarca o
simplemente hacer el ejercicio de recorrer ciertas calles como San Martín, que
como vimos tiene mucho que decir respecto a la ciudad de mediados de siglo XX,
nos cuestionamos la importancia que tuvieron los arquitectos en una urbe que
cambiaba radicalmente en aquellos años y cuyos testimonios edificados siguen
siendo temas de estudio, obras apreciadas e identificadas hoy como patrimonio arquitectónico
de Concepción. Si pensamos en la serie de construcciones que se realizan en
masa en la ciudad, de plantas repetidas más de 20 veces, todas enchapadas en
ladrillo o pintadas de un deprimente gris, nos preguntamos ¿Serán estudiadas en
50 años más como obras dignas y arquitectónicamente notables? ¿Podemos hablar
realmente de obras de arquitectura o son sólo construcciones sin alma? En una
ciudad que tiene problemas de mirar hacia atrás, que falla en reconocer su
historia arquitectónica y está condicionada además por un Plan Regulador que
junto con segregar la ciudad, no tiene consideración alguna con nuestra
historia, es bueno reconocer nuestro patrimonio y por sobre todo reivindicar el
trabajo que estos colegas hicieron con tanto profesionalismo realizaron. Es pertinente
recordar que el ítem de Inmuebles de Conservación Histórica omite la fase
moderna de Concepción de los años 50 y 60, negando el aporte que arquitectos
como Jorge Labarca y sus contemporáneos hicieron a Concepción. Como bien decía
mi amiga Francisca Bastías una vez cuando le mostré fotos de edificios de
Labarca, “esto es conce!”. Efectivamente, esas obras las reconocemos como tal y
conforman un imaginario colectivo. Tal vez no apreciamos con “ojo de
arquitecto” esos trabajos pero los habitamos, los recorremos de vez en cuando,
compramos en ellos y se conjugan en una cotidianidad construida en función al
movimiento moderno.
Casa Labarca - Wernekinck. Fuente: www.jorgelabarca.cl |
Casa en Villa Cocholgüe. Fuente: www.jorgelabarca.cl |
Revisar estas obras es también
encontrarle un sentido al ser arquitecto, vivimos tiempos en que es más
importante saber BIM que tener experiencia, tener una serie de posgrados más
que tener vocación e inquietudes y la verdad es que la pasión y lo visceral de
la arquitectura al parecer está tapado bajo una capa de pretensiones y
egocentrismos… la obra de Labarca nos demuestra lo contrario y sólo podemos
darle las gracias, ¡muchísimas gracias!, por crear tanta belleza y sorprendernos en medio de los ires y venires de los recorridos por la ciudad...
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Agradezco el enorme apoyo que
Historia Arquitectónica de Concepción ha recibido este año, desde el Fondart a
los amigos que siempre han estado ahí. A don Jorge Labarca por siempre apoyar y
contribuir de diversas maneras a esta plataforma. A los 13.500 fans que tenemos
en Facebook y a los cientos de seguidores en Instagram y YouTube. Espero hayan tenido una muy bella y feliz Navidad y que tengan un maravilloso Año Nuevo!
Recuerdo además visitar el nuevo sitio web de Historia Arquitectónica de Concepción: https://historiaarquitectonicaconcepcion.cl/ además de las otras redes asociadas:
YouTube: https://www.youtube.com/user/historiaarqccp/videos
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TEXTO E IMÁGENES DE LUIS DARMENDRAIL SALVO, EXCEPCIONES MARCADAS
CRÉDITOS ARCHIVO DE ARQUITECTURA UNIVERSIDAD DEL BÍO BÍO:
https://www.facebook.com/archivoubb/
AGRADECIMIENTOS ESPECIALES A JORGE LABARCA VAN RYSSELBERGHE, CARMEN WERNEKINCK ARMSTRONG, OSVALDO CÁCERES GONZÁLEZ Y MAURICIO PEZO BRAVO