domingo, 12 de mayo de 2013

SOBRE EL MERCADO CENTRAL


(Artículo originalmente publicado en mayo del 2013, con modificaciones posteriores en el 2015, en julio del 2016 y junio del 2019)  



El incendio del Mercado Central de nuestra ciudad, un ícono de la arquitectura y un símbolo de nuestro patrimonio cultural, dejó de manifiesto la fragilidad de aquellos puntos que han formado parte de la identidad local. Este blog, cuyo objetivo ha sido desde sus inicios difundir fragmentos de la historia arquitectónica y urbana de la ciudad no pudo quedarse en silencio respecto a tal grave hecho que nos afecta a todos como penquistas. 

El Mercado, (aunque quieran negarlo sus detractores), se mantuvo por décadas como un importante punto de intercambio comercial y social además de ser una expresión del comercio personalizado, a cuadras de los implantados e impersonales centros comerciales propios del sistema capitalista globalizado en el que estamos insertos. Es un hecho que el Mercado no estaba en el mejor de los estados, pero a pesar de las falencias y el evidente paso del tiempo, nuestro Mercado era el punto más vivo del centro penquista, con la mayor cantidad de colores y sensaciones a pesar de estar albergado en un edificio que para algunos era impresentable, sucio y roñoso, (si, muchos pensaban eso).

Muchos hablaron de la tragedia misma del incendio, claramente nos afectó a todos los que apreciamos y valoramos los rincones históricos y patrimoniales de nuestra ciudad pero en este artículo quisiera hacer una breve mención a la historia detrás del Mercado. Sabemos que la manzana Caupolicán, Maipú, Rengo y Freire es la más cara de Concepción y que ha estado rondada por rapaces que esperaban ver una presa lista para ser atacada, pero siempre esta manzana se mantuvo viva a pesar de las adversidades y con una historia de varios siglos. 

Si retrocedemos un poco en el tiempo nos encontramos con los antecedentes del primer mercado de Concepción conocido como la “Recova”, sitio que vemos en los planos de Concepción del siglo XIX hasta poco antes del Centenario. La "Recova", (término que alude a un lugar de venta de aves de corral), se encontró en la esquina de Maipú con Caupolicán mientras que en la esquina de Caupolicán con Freire estuvo por mucho tiempo la antigua Cárcel, la cual se trasladó a fines del siglo XIX. Eso lo podemos ver en el plano de Binimelis de 1863 (Fig. 3). Si revisamos planos posteriores, entre 1870 y 1900 la Recova se extiende entre ambas esquinas ocupando casi la mitad de la manzana que actualmente ocupa el Mercado, (Fig.3 – Plano de 1912). 

El edificio que existía hasta antes de 1939 y que se construyó a finales del siglo XIX, era una imponente construcción de un nivel que presentaba ochavos y una alta influencia neoclásica, similar a los mercados de Santiago, Temuco y Talca. Si bien en el interior se encontraban los puestos, locales de venta y cocinerías, en el exterior se conformó un perímetro con almacenes de alto prestigio en la ciudad. El viejo edificio albergó comercios como “La Sarita” y “Dónde Golpea el Monito”, siendo el último un local que se mantendría hasta fines de la década de 1980 en el mismo lugar (Figs. 1 y 2). 

Fig.1 - Detalles de planos de 1863 y 1912, en los que vemos los solares que ocupaban, en primer lugar la Recova, próxima a la antigua Cárcel y en segundo lugar al ya Mercado que ocupaba casi la mitad de la manzana en 1912. 
Fig. 2 - Clásica imagen del antiguo edificio del Mercado hacia 1920.  Se aprecian los locales como "La Sarita" y los coches que eran un importante medio de transporte en la ciudad. Se aprecia la concentración de gente en el lugar y ya era un populoso lugar dentro de la ciudad. A lo lejos se ven las torres de la Catedral estrenadas en 1915. Archivo del profesor Alejandro Mihovilovic.
Fig.3 - Uno de los ochavos de una de las esquinas del antiguo Mercado, en esta en particular se aprecia la Casa Alemana, nótese el imponente y pesado frontón. Archivo Fotográfico de la Universidad de Concepción.

El terremoto del 24 de enero de 1939 destruyó muchos edificios públicos en Concepción, siendo el Mercado uno de los más afectados. Los locales que formaban el anillo exterior se desplomaron y la techumbre del interior cayó. Algunas viviendas y comercios próximos al antiguo mercado, como la casa de altos ubicada en Rengo con Maipú, se mantienen en pie pese a la catástrofe. El terremoto obligó a que muchos locales funcionaran en pequeñas estructuras de emergencia para liquidar mercaderías y esperar a la solución de un edificio nuevo como ocurrió con “Donde Golpea el Monito”. 


Fig. 4 - Efectos del terremoto de 1939 en el Mercado, los locales que vimos en la fig. 2 están en el suelo, al fondo se aprecia las tambaleantes torres de la Catedral y el edificio Gidi, en la esquina de Caupolicán con Freire, que no presentó daños de consideración y aún se mantiene como vestigio de la ecléctica arquitectura en Concepción en la década de 1930. Colección del Museo de Historia Natural de Concepción. 
Fig. 5 - Vista desde Freire hacia Maipú por Caupolicán en la que se ven las ruinas de los locales que estaban de forma perimetral. Postal de época de casa indeterminada.
Fig. 6 - Vista aérea de la manzana del Mercado, un poco tiempo después del terremoto de 1939, antes de la demolición del edificio. En el extremo inferior izquierdo de la selección, vemos la esquina de Maipú con Rengo, el edificio que aún se mantiene y cuyo destino tras el terremoto de 2010 es incierto. Detalle de postal de época de casa indeterminada propiedad del autor.

Fig. 7 - Esquina de Maipú con Caupolicán c. 1939. Tras la remoción de los escombros vistos en las fotografías anteriores, se instalaron estos locales provisorios para los ya emblemáticos almacenes que se ubicaban en el viejo mercado, en este caso por ejemplo, "Donde Golpea el Monito". Fotografía publicada en el libro "Concepción de Antaño" de Armando Cartes y Alejandro Mihovilovic, publicado por El Sur el 5 de octubre de 2011.


Tras el terremoto y la demolición del antiguo edificio se construyó el actual que recientemente sufrió el incendio. Antes de referirnos a ese hecho y el edificio propiamente tal, haremos una pequeña mención respecto a los arquitectos que trabajaron en el proyecto del Mercado. Estamos hablando de Ricardo Muller y de Tibor Weiner, (Fig. 8), ambos destacados arquitectos que trabajaron en el proceso de reconstrucción de las ciudades dañadas por el terremoto de 1939, en especial Chillán y Concepción. Ricardo Muller, (1887 – 1943), fue un arquitecto egresado de la Universidad de Chile y que tras trabajar en diversos proyectos residenciales, dirigió la construcción del Estadio Nacional, proyecto que lo consagró como arquitecto y lo llevó a trabajar en una serie de proyectos privados. Desde 1939 con la contingencia de la reconstrucción tras el terremoto en la zona centro sur del país, Muller se asoció al MOP realizando importantes proyectos. Tibor Weiner, (1906 - 1965), de origen húngaro, fue discípulo de Hans Meyer en la Bauhaus y recibió la influencia de la escuela y del movimiento moderno. Tras sus estudios y el cierre de la Bauhaus por la opresión nazi en Alemania, Weiner trabajó en la Unión Soviética entre 1931 y 1936 realizando proyectos privados para algunas industrias y compañías así como planes urbanos. Lamentablemente, la Unión Soviética no pasó a ser el escenario más idóneo para las ideas no sólo de Weiner, sino para muchos artistas y arquitectos los que pasaron a ser enemigos del llamado realismo socialista. Las revolucionarias ideas derivadas del constructivismo o el suprematismo, pasaron a ser reprimidas en favor de una visión más realista en las artes. Muchos artistas fueron perseguidos, arrestados y otros simplemente huyeron. En ese contexto Weiner huyó y gracias a la gestión de Pablo Neruda, Weiner y su esposa viajarpn en barco junto a refugiados españoles que llegaron a Chile. Tras su paso en Chile, Weiner volvió a Europa y realizó proyectos en Hungría. 

En 1939 Weiner trabajó en el MOP junto a Muller y dirigieron el proyecto del edificio de los Servicios Públicos en Chillán, una importante obra y uno de los primeros íconos de la arquitectura moderna del sur del país en la cual se fusionaron espacios públicos con recintos cívicos, todo frente a la Plaza de Armas, formando una rica espacialidad con espacios permeables. La exploración formal y espacial siguió con su segundo proyecto juntos, también en Chillán, el edificio del Cuerpo de Bomberos, otra joya arquitectónica de la cual llama la atención su torre con una expresiva escalera, el manejo de la curva en la esquina y en detalles, así como columnas fungiformes en el interior del edificio. 




Fig. 8 - Ricardo Muller y Tibor Weiner respectivamente. La fotografía de Muller fue extraída del documento http://concursoparqueciudadania.cl/wp-content/uploads/2011/06/2_Arquitectura_-Christian_Matzner.pdf, mientras que la fotografía de Weiner fue cedida por Daniel Talesnik, publicada en diario El Mercurio el 20 de abril de 2013, pág. 14.

En ese contexto de reconstrucción y de trabajo por sacar adelante las ciudades destruidas por el terremoto apareció el proyecto del Mercado de Concepción, realizado por la dupla Weiner/Muller y cuya propuesta original tenía una planta con forma estrellada, un núcleo y extremidades con locales comerciales además de una rampa de acceso que facilitaba el ingreso de vehículos y camiones, (Fig. 9). Si bien para esa fecha la ciudad ya vislumbró varios edificios importantes como el Hospital Regional o la Estación de Ferrocarriles, el proyecto del Mercado simplemente se postergó. La prensa y los medios se refirieron a la situación crítica de la reconstrucción con falencias y demoras y hacia 1946, Concepción aún no tenía un edificio para el Mercado y la imagen de ruina de la Fig. 7 aún se mantenía. 

El proyecto cambió radicalmente y en 1950 fue entregado a la comunidad coincidiendo con la celebración del Cuarto Centenario. Eso sí, este mercado no fue proyectado por la dupla Muller/Weiner sino por otro grupo de arquitectos liderados por Manuel Palma Soto con los asociados Raúl  Véliz,  Eduardo  Arrau,  Isidoro  Latt,  Daniel  Ramírez  y  Julio  Cordero, siendo todos ellos parte de la  Corporación  de  Reconstrucción. Al respecto, la fuente que ayudó a aclarar la autoría del edificio fue el artículo "Cubrir la proeza constructiva, crear el espacio interior. Elementos para una historia arquitectónica del Mercado Central de Concepción" de Camila Salazar, publicado en la revista Arquitecturas del Sur n° 53. 



Fig. 9 - Maqueta del proyecto original de Weiner/Muller. Un proyecto bastante alejado de lo que conocemos actualmente como el Mercado Central. Fotografía publicada originalmente publicada en la revista Arquitectura y Construcción. Cortesía de David Maulen.

Fig. 10 - Proyecto definitivo. La fotografía muestra el Mercado hacia 1950. Fotografía publicada en el Libro de Oro de Concepción: 1550 - 1950. 

El proyecto del Mercado comprende un partido general simple, con un núcleo que alberga los puestos de venta rodeado por un perímetro con almacenes, distribución heredada del proyecto original pero formalmente distinta, en este caso se propuso una gran bóveda con una resistente estructura realizada en hormigón armado con una serie de arriostramientos que permiten su estabilidad y firmeza. La bóveda en cuestión está algo levantada por sobre el nivel de la calle y se incluyó además un subterráneo. Desde sus inicios en la gigantesca bóveda se albergaron puestos dedicados a la venta de hortalizas, frutas, flores, carnes y las mismas cocinerías, importantes locales heredados del antiguo mercado. Rodeando la bóveda se propuso una serie de almacenes, distribución que ya se manifestó en el antiguo Mercado previo a 1939, en esos locales se establece el comercio más formal, con panaderías, ferreterías y tantos otros comercios. Algunos locales mantuvieron su posición como ocurrió con el ya mencionado “Donde Golpea el Monito” en la esquina de Caupolicán con Maipú. Un detalle interesante es la esquina de Rengo con Maipú, en la que la casa de altos se mantiene tras el terremoto y permanece hasta nuestros días, junto a otra propiedad en Maipú forman una pieza que no es parte del Mercado y como vemos en planta, impidió el uso total de la manzana para el edificio, (Figs 11 - 12).


Fig. 11 - La casa de altos en Rengo esquina Maipú en su estado original y en el 2012. Postal de época de casa desconocida y fotografía del autor.

Fig. 12 - En primer lugar, tenemos la planta del edificio, la sombra roja es lo que está cubierto por la bóveda, marcada en la elevación por calle Caupolicán expuesta en el inferior, la sombra naranja corresponde al perímetro hacia la calle con los recintos para albergar almacenes varios, la sombra gris corresponde a los sitios no entregados para la construcción del Mercado, (la casa de altos vista anteriormente y la construcción por Maipú) y la sombra verde es el antiguo estacionamiento y patio de camiones, actualmente la Galería Las Palmas. Intervención sobre planimetría levantada por Mauricio Carrasco, publicada en la revista Arquitecturas del Sur n° 22, pág. 15, Archivo de Arquitectura Universidad del Bío Bío.  

La bóveda puede ser concebida al mismo tiempo como una plaza cubierta, la concentración comercial fomenta una intensa actividad social dentro de esta manzana, en el centro del edificio, una pileta acompaña el bullicio. Consideremos el Mercado entonces como un espacio público, al fin y al cabo todos podemos entrar o cruzar para cortar las distancias… he ahí una de las riquezas del edificio y su amplitud espacial. 

Fig. 13 - Interior del Mercado posiblemente en las décadas de 1950 o 1960. Se aprecia una disposición diferente de los puestos. Archivo diario El Sur
 
Funcionalmente el edificio brinda mejoras al servicio y venta de productos, acorde a los tiempos y a la influencia de aspectos tan diversos como el automóvil, se brinda el espacio para que se estacionen automóviles en Caupolicán y en Rengo. Por otro lado, ya no son los carretones que van a dejar la mercadería sino que aparecen los camiones, por lo que en buena parte de calle Rengo, se propusieron una serie de aparcaderos para camiones con respectivas entradas para ingresar la mercadería formando un área de descarga, (Fig. 14). En la década de 1980 se decide construir la Galería Las Palmas como un agregado al Mercado por lo que se suprime el área de descarga para camiones, reduciéndola a lo que hoy vemos en el acceso de Rengo entre la galería y el local de la Maletería González, otro importante comercio ubicado en el lugar. Algo similar ocurrió por Caupolicán, cuando la mitad de los estacionamientos es suprimida para construir lo que hoy es la tradicional Pérgola de las Flores, que como recordamos, hace unos años sufrió un incendio e implicó la construcción de los actuales locales dedicados a la venta de arreglos florales.

Fig. 14 - Vista del Mercado por calle Rengo hacia mediados de los 60s, se aprecia el área de descarga y a la izquierda un antiguo acceso, todo esto reemplazado por la Galería Las Palmas. Fotografía publicada por el diario El Sur el 5 de mayo de 2013



Figs. 15 - 16 - 17 - Diversas estampas del Mercado hacia inicios de la década de 1970, en las primera fotografía vemos los puestos interiores dedicados a la venta hortalizas y frutas, en la segunda algunos puestos dedicados a la venta de arreglos florales y coronas y en la última vemos una de las tantas cocinerías ubicadas en el lugar, importantes piezas dentro de la historia del Mercado Central. Postales publicadas en delcampe.net.

Diversos locales de importancia se instalan en el edificio del Mercado, como es el caso de la panadería Claramunt o Ancla y Cadena,  (Fig. 18), afamado almacén dedicado a la venta de insumos textiles.

Fig. 18 - Conocida imagen divulgada en diversos medios digitales en la que vemos el Mercado y el antiguo estacionamiento por calle Caupolicán, parte de este estacionamiento fue suprimido para construir la Pérgola de las Flores, lugar que pasó a ser un importante y tradicional punto del Mercado y de la ciudad.

Desde la década de 1980, el Mercado comienza a cambiar, en primer lugar, como mencionábamos antes, se construye la Galería Las Palmas ocasionando en primer lugar el cierre del área de descargas y en segundo lugar la aparición de una nueva galería para el centro de la ciudad, algo inconexa del resto del sistema de galerías e inconexa también del mismo Mercado en aspectos formales y espaciales, todo en el contexto posmodernista y quedando como un claro agregado que más bien rellena el anillo de almacenes que rodea la bóveda misma del edificio. Más tarde el Mercado pasa a ser una sociedad privada que administra el inmueble y que desde la década la 1990 hasta hace unos días pasaría por largos procesos y problemas legales sobre la propiedad, además de estar en la mira de las inmobiliarias y de muchos agentes que deseaban sacar provecho de la manzana, la más cara de la ciudad. La poca mantención realizada al edificio en las últimas décadas lo tornó de una tonalidad oxidada, gris y decadente, hace poco tiempo su techumbre vapuleada por el paso del tiempo fue cubierta de una serie de plásticos para que no ingresaran las aguas lluvias al interior, formando una horrible cubierta improvisada que denigraba completamente al edificio y demostrando el descuido ante edificaciones históricas en la ciudad. Si bien logró, (en alguna medida), evitar el ingreso de agua, propició esa imagen de que el edificio era una ruina decadente que muchos querían ver en el suelo. Sí, mucha gente pensaba así, es un hecho, pero a veces el prejuicio y la poca visión es muchas veces más fuerte que la realidad, pero como podemos ver en la fig. 19, su presencia se mantenía imponente e importante dentro del centro de la ciudad. 


Fig. 19 - Vista del Mercado el 13 de marzo del presente año, cubierto por el plástico azul que cubrían sus oxidadas latas. Fotografía del autor tomada desde el Edificio Pedro de Valdivia.

No entraré en detalles sobre el denso proceso legal y los conflictos que sucedieron en el último tiempo con respecto a la propiedad del edificio, la idea de este artículo es más bien no olvidar el “Mercado” como lo conocimos, como un sitio lleno de historia y tradiciones. Tradiciones que lamentablemente un 28 de abril de 2013 fueron consumidas por un incendio que prácticamente consumió el área de la bóveda, (Figs. 20 - 21). El incendio arrasa con las carnicerías, con el sector de hortalizas, con varias yerberías, cocinerías… con el esfuerzo y empuje de muchas personas que veían como el fuego se llevaba no sólo su fuente laboral sino que además una parte de su vida. Así mismo, el fuego consumió rápidamente los casetones de madera que formaban la techumbre de la bóveda y paulatinamente el esqueleto quedaba al descubierto, una estructura que soportó los terremotos de 1960 y 2010, soportó el olvido y problemas legales y soportó los buitres que nunca pudieron atacar, claro, porque los buitres buscan carroña pero el Mercado nunca lo fue. Todo lo contrario,  debemos tener en cuenta que a pesar de haber estado alicaído y con una depresiva imagen por años, era el punto con mayor vida, actividad, color y sabor de la ciudad de Concepción.  


Figs 20 - 21 - Dos vistas del incendio que consumió el Mercado. Así como el fuego consumió capa por capa desde los plásticos a los casetones de madera, paulatinamente aparecía la estructura de la gran bóveda. Fotografías del autor.

Tras la vorágine de humo y cenizas aparece un esqueleto de huesos esbeltos y bien articulados que se ha mantenido intacto, sobreviviente fatídico y candente escenario. Ese esqueleto es de piezas esbeltas, estilizadas y al mismo tiempo de una cierta elegancia. A pesar de la destrucción, es innegable la belleza de la estructura de nuestro querido Mercado, su delgada estructura que parece frágil y liviana ha demostrado ser fuerte y resistente, (Fig. 22). En ese sentido recordemos que no es el primer incendio de una pieza importante de la ciudad...

Fig. 22 - Interior del Mercado tras el incendio. La imagen habla por sí sola. Excelente registro de Osvaldo Mondaca Mellafe

Casi 30 años atrás, específicamente el 21 de septiembre de 1973, el Teatro Concepción, abandonado por 13 años tras el terremoto de 1960, ardió en llamas ocasionando dolor e impotencia en los penquistas de la época y que apreciaban el gran coliseo cultural proyectado por Juan Eduardo Fehrman en 1885. Tras ese incendio, sus muros permanecieron tres años más como una muda ruina del glorioso pasado cultural de la ciudad. En 1976 se terminó de derribar hecho que significó el adiós del viejo teatro. Tal vez si las nociones de preservación de la memoria y de proteger la historia que tenemos hoy en día hubiesen existido en 1973, se hubiese podido mantener esa cáscara del Teatro Concepción e incluso haber propuesto una nueva sala de espectáculos teniendo de base la antigua estructura, (Fig. 23). 

A lo que voy con esto es que es de esperar que cualquier cosa que se plantee sobre el esqueleto existente del Mercado respete los valores propios de la propuesta arquitectónica original, no cayendo en cursilerías ni clichés como los publicados el año pasado por el municipio penquista, que realmente parecieron una broma de mal gusto y un ejemplo más de los cambios forzados de la ciudad actual a favor de arquetipos importados de otras latitudes y de la instauración de modelos sociales y económicos que ponen en riesgo nuestra identidad. Reflexión ya hecha dentro de un artículo pasado, favor revisar: http://concehistorico.blogspot.com/2012/10/monumentos-del-viejo-extremo.html

Fig. 23 - A la izquierda tenemos el incendio del Teatro Concepción, a la derecha, una vista aérea del estado en que quedo el edificio tras la remoción de escombros. Fotografías publicadas en el diario El Sur del 22 de septiembre de 1973 y en el Atlas Regional de la VII Región, (1975), respectivamente.
El Mercado Central es de todos nosotros, es parte de nuestra historia y lo seguirá siendo, el incendio es un hecho más en esa historia, esa historia que va desde la Recova, desde los carretones… una historia que se seguirá escribiendo y que dependerá de nosotros como ciudadanos mantener viva. Nuestra ciudad es rica y llena de puntos de interés, no dejemos que se pierdan ni se olviden, valoremos lo nuestro! 

Agradecimientos especiales a Cecilia Ananías, Osvaldo Cáceres, David Maulen y Osvaldo Mondaca Mellafe


El año 2014 la casa de altos ubicada en la esquina de Rengo con Maipú fue demolida hasta sus cimientos perdiéndose para siempre. Al mismo tiempo, tras varios tira y afloja, el Mercado fue declarado Monumento Nacional. Los mercados de Temuco y Los Ángeles han sufrido graves incendios recientemente poniendo en tela de juicio el cuidado de estos inmuebles 

TEXTO Y FOTOGRAFÍAS DE LUIS DARMENDRAIL SALVO (excepciones marcadas)
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